Nuestro afán recomendador, incansable e imbatible como siempre, nos mueve una semana más a traerles tres temas que puedan gustarles. Por inercia, nos quedamos en la música, pero si este blog fuera más amplio también les recomendaríamos: un corto llamado Pixels, ‘Una historia verdadera’, varias páginas porno gratuitas, el café con leche con hielo.

La elección de V the Wanderer

HIDROGENESSE – NO HAY NADA MÁS TRISTE QUE LO TUYO

Vayan ahí unos pitidos para alegrar el día. Venga esos sintetizadores, ese vocoder, esas voces rebosando desgana. Cero pasión, cero furia, y una suerte de melancolía plácida. Base machacona, melodía pegajosa, sí, pero con una suavidad que atonta. Les parecerá tonto, pero podría tener este himnazo de fondo todo el día y sedarme en su agradable hipnosis.

En ese juego mental que me llevo de emparejar obras en base a conceptos imposibles, este corte de los barceloneses Hidrogenesse siempre ha sido la contrapartida redonda al ‘Creep’ de Radiohead, el antihimno del autodesprecio. O sea, el himno del «no estamos tan mal». Fuera lamentos egoístas, fuera tormentos. Que se mueran los emos, que no quede ninguno, ninguno, ninguno.

Lo mejor de Hidrogenesse se resume aquí: esa actitud del que se resta importancia, ese cariño medido y cálido a la propia obra, el abrazo tierno al absurdo, la cotidianidad ni siquiera reflexionada. Revisitar los Pet Shop Boys o Magnetic Fields como quien no quiere la cosa, sin poses impostadas, sin concesiones a los modernillos. Y un humor indirecto, inconsciente, valientemente chorras y la ostia de cierto. Porque cualquier pena es menos comparada con los gatetes en una tienda de animales o (santo cielo, cómo me compungían en la infancia) ¡los caballitos pony!

La elección de Raúl

LADYTRON-PLAYGIRL

Una búlgara doctora en biología, una escocesa y dos ingleses de Liverpool, uno de ellos de origen coreano, mezclan sintetizadores y guitarras en la ciudad de los Beatles. La coctelera Ladytron parte del pop y el rock, barnizándolos o retorciéndolos en la electrónica. ‘Playgirl’ empieza funky-disco y luego entran las voces femeninas con millones de efectos y reverberaciones, pero susurrantes, sugestivas y melodiosas.

Porque Ladytron, que apuestan por letras abundantes para ser electropop, mantienen la melodía y el alma por encima de los ‘loops’ y todo lo barroco de su producción. Juegan con las guitarras y las programaciones pero conservan el formato de canción. Vi en la sala Razzmatazz cómo cantaban sus temas en búlgaro y en directo, por decir algo, porque no recuerdo gran escisión entre el disco y lo que allí se escuchó.

Fueron bastante sosos, con pinta de gente desconfiada y hasta con una estética sombría; no siempre son bailables (a veces más cantables), pero reconozco que tienen un puñado de canciones que me tocan la fibra, quizás porque gastan un punto oscuro, o melancólico-futurista, o gris, como esa plomiza ciudad que es Liverpool.

La elección de Canogarfunkel

RADIOHEAD – THE NATIONAL ANTHEM

Siento devoción por las canciones que empiezan de forma pausada, para avanzar inexorablemente hacia un clímax final apoteósico. Quizá se trate de mi íntima relación con la narrativa cinematográfica, centrada en explicar historias, y por el cansamiento que me producen la repetición de melodías a partir del minuto dos de la canción.

No es que Thom Yorke haya escrito un guión puro y duro, pero sí ha creado un conjunto de sensaciones psicodélicas, marcadas por el uso prominente del bajo,  la ausencia del instrumento típico del rock y la irrupción de vientos que acaban por crear un huracán jazzístico similar al Katrina.

Cierto vaguismo lírico rezuma Yorke en este himno incluído en el trabajo más desmarcado de la banda, sin embargo, el título puede resolver una problemática patria. ¿Y si en el próximo mundial de futbol de Sudáfrica sonora esto al salir nuestra selección? Al menos, tiene letra.  Ya hay otras naciones que se han adueñado de esta magnífica canción: si no me creen, visionen el vídeo.