No soy de ordenar la cultura a golpe de obituario pero desde que hace días se anunció la muerte por neumonía de Ryan Karazija (Low Roar), tengo la sensación de que no basta con escucharle. Preferiría haberle dedicado esta playlist meses o años atrás, o esperar a que su fallecimiento no eclipsara el texto, y poder así hablar de estilos y canciones. Y sin embargo algo me urge a hablar de él hoy, día en que su banda y familiares han pedido homenajearlo.

Karazija murió con 40 años y de forma inesperada. Estaba a punto de cerrar su sexto disco y el mes pasado le hubiéramos visto en vivo en Barcelona si no hubiera cancelado la gira meses atrás. Hay en su muerte no sólo la tragedia de su falta, sino la de todo un horizonte perdido. El filósofo Mark Rowlands dice que el daño de la muerte no es tanto nuestra desaparición como las posibilidades que nos roba. Y Karazija era un artista joven, con una trayectoria a la vez sólida y consolidada y en plena explosión, especialmente desde que Death Stranding lo hiciera popular.

Es difícil hablar de Low Roar sin hablar de este juego de Kojima, y visto lo bien que funcionan juntos es normal que así sea, pero diré algo clave: no puedo imaginar Death Stranding sin su música, pero puedo imaginar Low Roar sin el juego. Creo que descubrí el proyecto (que al principio era Karazija en solitario y más tarde incorporó a dos músicos más, Leifur Björnsson y Logi Guðmundsson) gracias a una recomendación de Ricky Gervais en 2015, o quizá en alguna playlist cuando fui a Islandia en 2018, pero no voy a negar que fue el juego de Kojima Studios, en 2019, el que me enganchó. Y desde entonces, Low Roar está siempre en mis listas, cada año entre lo que más he escuchado, cada semana al menos un par de vueltas en mis auriculares.

En Radio 5 lo definían el otro día como una evolución alternativa del primer Radiohead. Compro esa explicación, que tal vez aclara el parentesco que le veo, indudable, con Damien Rice. Los escucho por lo mismo, me llevan a sitios parecidos y tienen canciones que en cuanto escuché por primera vez sentí que siempre habían estado allí. Como el último Rice, a menudo se mete en atmósferas que recuerdan a lo mejor de Sigur Rós, sin las dispersiones que me impiden entrar del todo en estos.

No estoy de acuerdo con los definen Low Roar como música triste. No al menos con los que la reducen a ello. Aquí no se romantiza la tristeza sino que se ofrece consuelo para los Sísifos felices (la única postura sensata en este mundo), para los que hemos aceptado que la fragilidad es el fondo sobre el que se dibuja nuestra condición humana, y aún así queremos la vida. Hay, incluso, algún despunte esperanzado, como ese ritmo que abre ‘I’m Leaving’ y suena a ponerse en camino, a aquella frase de, sí, Death Stranding: «Keep on keeping on«.

La muerte de Karazija le (nos) ha robado todo ese horizonte por desarrollar. Al menos, nos queda su música para seguir siguiendo.

LA PLAYLIST

‘I’ll Make You Feel’

‘Give Up’

‘Don’t Be So Serious’

‘Breathe In’

‘Bones’

‘Easy Way Out’

‘Patience’

‘St. Eriksplan’

‘Everything To Lose’

‘I’m Leaving’