Observation nos propone una historia de ciencia ficción matizada por destellos de terror y avalada por el estudio escocés No Code, responsables de Stories Untold. Jon McKellan escribe y dirige este proyecto que, a simple vista, puede parecer un survival horror espacial más, pero que nada más comenzar a jugar aparta esa idea situando al jugador en una posición poco convencional.

La historia arranca en una estación espacial, camino de Saturno, y tras un misterioso incidente al que únicamente ha sobrevivido una astronauta; la Dra. Emma Fisher. Y sí, es la protagonista, pero no, no la controlaremos a ella, adoptaremos el papel de la inteligencia artificial que gestiona todos los sistemas del vehículo espacial, S.A.M. Como consciencia digital, deberemos atender las peticiones de la doctora en su intento por salir airosa de una situación nada halagüeña. ¿Cómo? Tomando el control de las cámaras de seguridad para interactuar con toda suerte de dispositivos electrónicos, ordenadores portátiles, e incluso un pequeño dron con el que el estudio se permite el lujo de hacerle algo de trampa a su propio planteamiento inicial.

De esta forma, lo que nos encontramos es, en esencia, un juego de puzles en el que ir resolviendo enigmas para continuar desvelando los misterios de su trama y, como tal, diría que cumple. Pero su gracia radica en la capacidad que tiene para estirarnos del brazo y sumergirnos en ese pequeño relato (de apenas unas horas) que nos quiere contar. La maniobra de avatarización no se queda en lo meramente estético, y le sirve a No Code para reforzar la ficción propuesta. Observation nos pide continuamente que interactuemos, introduciendo comandos (cuyas teclas son homólogas a las de nuestro ordenador, por lo que es recomendable jugarlo en PC) o navegando por menús que en cuanto a forma y función pretenden integrarse en el universo que nos propone. Acompañan su minimalismo sonoro (los chirridos de las ortopédicas cámaras siguen resonando en mi cabeza) y la lograda ambientación, que tiene como referencia espacios reales como la Estación Espacial Internacional y que hará las delicias de los espaciotrastornados. Con todo ello, resulta complicado no dejarse arrastrar por el título. Es cierto que en ocasiones puede parecer poco sutil, sobre todo a la hora de introducir según qué puzles, pero como precio a pagar por su osadía resulta asumible.

Al final, la protagonista de la historia queda integrada como parte fundamental del sistema del juego (sus necesidades guiarán nuestra acción), relegando nuestra presencia al papel de un ente que se limita a cumplir sus instrucciones para conseguir un objetivo, algo que visto desde el interior del propio videojuego puede parecer una definición válida para el concepto de jugador. De una forma u otra, lo cierto es que nos otorga un asiento de lujo desde el que contemplar el desarrollo de los acontecimientos, y se las apaña para dramatizar de forma extrema sus normas y procedimientos, sus menús e incluso la pantalla de títulos, enriqueciendo su jugabilidad y persiguiendo así incrementar su capacidad de inmersión, algo que, en mi caso, consiguió. Si os apetece jugar a ser un primo lejano de HAL, dejaos atrapar por la lógica computacional y dadle una oportunidad (a ser posible a oscuras y con unos cascos). Sin duda, encontraréis algo diferente.