Continuamos con la segunda parte de la entrevista a Emilio Alonso, autor del libro ‘Vigo a 80 revolucións por minuto’ (Xerais 2011). Después de dejarnos en vilo con las peripecias de los magníficos miembros de la movida madrileña tras su visita lúdico-sangrante a Vigo en 1986, Alonso comete ahora la osadía de analizar el formato de su obra, la evolución de los grupos y el papel de los medios de comunicación. Asimismo, empieza una búsqueda desesperada del camino de la transgresión y la innovación musicales…

La gran mayoría de grupos de la movida viguesa no ha sobrevivido con los años, a excepción de Siniestro Total…

Siniestro Total ha sobrevivido como grupo -aunque de la formación original sólo permanezca Julián Hernández-,  pero componentes de otras bandas siguen hoy en ejercicio. Algunos ejemplos: Nicolás Pastoriza trabajó en los 80 con Stéreo, Los Buzos y Bromea o Qué?, y continuó luego con La Marabunta y Ectoplasma para desarrollar ahora carrera en solitario; Pablo Novoa, de Golpes Bajos, nunca ha dejado de tocar y producir, y ahora mismo trabaja con Mastreta;  Josele Santiago, ha sido el director musical del último disco de la en estos días polémica Bebe;  Germán Coppini, aunque sin mucha suerte, nunca ha dejado los escenarios; Teo Cardalda formó Cómplices y sigue triunfando con ese proyecto y desarrollando mil y uno más; Miguel Costas, tras su abandono de Siniestro, desarrolla carrera en solitario; Def Con Dos siguen en escena, aunque casi no se le pueda considerar un grupo vigués, y Los Currichos, un grupo creado en los 80 por músicos de diversas formaciones con la única intención de divertirse haciendo versiones, todavía siguen actuando. Y en estos últimos meses Aerolíneas Federales y Los Cafres han anunciado su vuelta a los escenarios para realizar una pequeña serie de conciertos. Y otros muchos músicos desarrollan mostos proyectos en solitario para ‘calmar’ su necesidad de escenario. Por ejemplo, Javier Soto, de Siniestro Total, y Pedro Díaz, que fue guitarrista de Moncho e mailos Sapoconchos y otras bandas, actúan todos los miércoles en el pub La pecera, tocando rock and roll.

Concierto de los zaragozanos Mas Birras en ‘El Manco’, con César Strawberry (Def con dos), en el centro, en pleno éxtasis

En cambio, los locales siguen siendo, en muchas ocasiones, templos musicales…

De los ‘templos’ de los 80 no queda ni uno, al menos con su nombre original a excepción de El Manco, que cuelga en su puerta un letrero de ‘se alquila’. El resto -Ruralex, La Kama, Kremlin…- han desaparecido o se han transformado. Pero desde los 80 en Vigo han proliferado los locales que acogen música en directo. Hoy el panorama es casi abrumador y algunos fines de semana se celebran casi medio centenar de actuaciones. La diferencia es muy notable con respecto a aquella década: en 1984 hubo en Vigo, en todo el año, 42 conciertos… y se hablaba de movida. Hoy los templos son La Iguana Club, La Fábrica de Chocolate, Mondo Club, La Pecera, Contrabajo, Playmóvil… y un larguísimo etcétera.

¿Qué papel jugaron los medios de comunicación en la evolución del movimiento?

El papel de los medios fue fundamental, sobre todo de los madrileños. El hecho de que Diario Pop programase la primera grabación de Siniestro Total fue fundamental para la difusión de lo que estaba sucediendo en Vigo, poco, a nuestro parecer, pero quizá mucho si se comparaba con otros lugares. Por otra parte, creo que Siniestro Total tiene otro mérito: descubrió a miles de jóvenes de toda España que se podía salir en la radio tocando cuatro acordes y cantando unas letras absolutamente alejadas de la corrección política. No olvidemos que Miguel Ríos se llegó a lamentar diciendo algo así como ‘¡a dónde ha ido a parar la música, ahora que se pueden grabar canciones como ¡Me pica un huevo’!’ .

Aerolíneas Federales, en 1986 en los estudios Doubletronics, durante la grabación de su primer disco, con Nino Martínez

¿Cuál era exactamente el panorama comunicativo?

En Vigo se preocuparon del fenómeno de la movida, con interés y asiduidad, el periódico existente, Faro de Vigo, y Radiocadena Española, absorbida a finales de la década por Radio Nacional. En 1986 aparece Atlántico Diario, que también dedica espacio en sus páginas al asunto, mientras que La Voz de Galicia lo hace muy puntualmente. En las emisoras citadas fue donde yo trabajé y donde realicé el programa ATrincheira, un espacio que no sólo se preocupaba de lo que sucedía en el ámbito de la movida sino de todo tipo de actividad creativa con aires nuevos. En unas declaraciones que hice al Faro decía que ‘en la radio viguesa hace falta más competitividad’. Y era cierto: el éxito de mi programa se debió a que el resto de las emisoras pasaban muy de puntillas por el fenómeno de la movida, dedicándole raquíticos espacios semanales de corta duración. La llegada de los medios públicos autonómicos, en 1985, posibilitó que la música tuviese nuevo canales para su difusión y para su potenciación, ya que tanto la radio y la televisión realizaron concursos y facilitaron la grabación de maquetas. Pero, de todas formas, la clave de todo fue el hecho de que Vigo se pusiese de moda y todos los medios de comunicación españoles hablasen de la ciudad y sus circunstancias.

Resulta curioso que nadie hasta este momento haya pensado en realizar una recopilación de historias sobre aquella época…

Sobre la movida madrileña hay cosas escritas y en ellas se habla de Vigo, muy brevemente y con datos incluso erróneos. Y sí que es extraño que hasta ahora no se haya hecho un trabajo literario amplio sobre la movida, aunque sí que se han realizado algunos documentales. Curiosamente mi libro nace tras la frustración de no haber podido hacer un programa de televisión. Se lo propuse al director de la Televisión de Galicia, Suso Iglesias, en 2005. Suso fue un hombre importante de la movida gallega como agitador de la escena coruñesa donde, entre otras cosas puso en marcha una magnífica revista llamada La Naval, además de ser el organizador de la Semana de las Fuerzas Atroces del Noroeste que se celebró en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander en el verano de 1986. Con estos antecedentes, y también teniendo en cuenta las buenas relaciones que mantuvimos entonces, le propuse preparar una serie de programas para repasar la movida gallega de los 80 en una serie de programas para emitir en 2006, cuando se cumplirían 25 años del nacimiento de Siniestro Total.  Rechazó la idea, que yo convertí en proyecto de documental para intentar conseguir una subvención de la Xunta de Galicia. También sin suerte.

Reixa en la presentación del mítico disco ‘Fai un sol de carallo’, en 1986

¿Qué pasó finalmente?

Finalmente, como mucha gente casi me lo había pedido y mis archivos andaban revoloteando por delante de mis narices porque se los había prestado a dos amigos para distintos proyectos, me puse al trabajo. Se lo propuse a Edicións Xerais en marzo de 2010 y el 15 de junio de 2011 se lo entregué. Fue un trabajo muy intenso -muy divertido también- que no podría haber realizado si no llego a estar en paro debido a las horas de investigación que tuve que dedicarle. Porque mis archivos y mi memoria no son malos, pero no abarcaban todo lo que yo consideraba que había que contar.

En alguna ocasión, has estado a punto de deshacerte de mucho material sobre esa época…

Sí,  en cada mudanza que hice desde que en el 90 me fui a Coruña, que no fueron pocas, estuve a punto de tirar las cajas con mis papeles y mis cintas de cassette. Pero me daba rabia, pensando que quizá alguna vez tuviesen algún valor, no económico sino documental. Ahora no me arrepiento nada de haberme deshecho del material, no sólo porque pude escribir el libro sino también porque me doy cuenta de su valor documental. Es curioso que algunos grupos vigueses no hayan hecho sus propios archivos y ahora se alegran muchísimo cuando les digo que yo tengo recopilada y guardada aquella parte de su vida. Y me la piden para fotocopiar o escanear, claro.

The Bebra Brothers, una banda con miembros de Siniestro Total, Antón Reixa i el poeta Manolo Romón

¿Por qué huyes de la narración o incluso de cierta ficción?

Sólo utilizo un estilo cercano a la ficción en el capítulo dedicado a Madrid se escribe con V de Vigo porque aquel episodio tan surrealista se merecía ese tratamiento. Por lo demás, lo que intenté –y creo que conseguí- es que cada lector pudiese sacar sus propias conclusiones d lo que fue la movida viguesa. ¿Cómo? Leyendo lo que se decía en aquel tiempo, lo que contaban los cronistas, lo que opinaban los escritores, lo que reflexionaban los intelectuales, lo que decían los protagonistas. Podría haber hecho esta crónica entrevistando a los protagonistas, con los que aún mantengo buenas relaciones, pero creo que eso habría dado un libro repetitivo y lleno de opiniones subjetivas que impedirían al lector sacar su impresión personal. Me atrevo a decir que quien lea el libro estará haciendo un auténtico viaje al pasado, viviendo en primera persona lo que entonces sucedió.

Con el paso del tiempo, ¿Qué te han aportado esos años personalmente?

Para mí fue una época durante la cual desarrollé, a lo largo de más tiempo consecutivo, un trabajo que me satisfacía plenamente, en la que  me divertí mucho -tengamos en cuenta que yo en 1980 tenía 22 años- y cuando conocí a más gente y a menos gentuza, gente con la que hoy en día aún mantengo una relación casi de camaradería. Pero, repito, no soy nostálgico y aquello fue bonito mientras duró.

En la Inercia creemos que de la misma forma que los ochenta han estado de moda durante los últimos años, ahora llega el turno de los noventa… ¿Significa que es imposible seguir innovando en la música?

En la música es difícil innovar, y mucho más ahora, en la era de Internet, cuando tenemos acceso inmediato a todo lo que se está haciendo en cualquier lugar del planeta. Pero precisamente esa accesibilidad está dando opciones a una serie de mezclas y de fusiones cuyos resultados hacen olvidar las fuentes de las que bebieron y las convierten en originales. Y es ley de vida la imitación sea ahora, en los 80 o en los 90. En la música, sea el año que sea, siempre habrá, para algunos, referentes eternos como, por ejemplo, los Beatles, los bluesmen o Elvis. Y otros sacralizarán a The Clash, Police o a Nirvana… y así década tras década. ¿Qué los 80 fueron originales? A mi modo de ver lo único absolutamente original que hubo en aquella década fueron Golpes Bajos, un grupo que creó su propio estilo y que nadie fue capaz de imitar.

Voces de Ultratumba, el primer y único grupo exclusivamente femenino que nació en el Vigo de los 80

¿Dónde andan la libertad musical y la transgresión?

Ahora hay que ser muy políticamente correcto… si se quiere triunfar. Hoy en día a nadie, ni al más neo-punk, se le ocurriría cantar ‘las tetas de mi novia / tiene cáncer de mama…’, o ‘has perdido eso, mi dulce gatita / has perdido eso, mi mala zorrita…’, o ‘me gusta ser una zorra…’. De todas formas, creo que esas y otras letras de aquellos tiempos se hacían no como manifestación de una actitud vital sino por el simple hecho de transgredir o molestar a los bien pensantes. Hoy en día ya nadie se escandalizaría al escuchar esas y  otras cosas, fundamentalmente porque los grandes medios de comunicación, sean radios o televisiones, se encargan de programar cosas absolutamente correctas que no molesten ‘a la gran mayoría de los españoles’, que diría Rajoy. Las pretendidamente transgresoras se mueven en circuitos más limitados, casi íntimos, donde no molestan a nadie. Además, hoy no se transgrede cantando determinadas canciones o haciendo performances en la calle: hoy se transgrede acudiendo a presentaciones de libros. Cuando dices que vas a asistir a una, la gente te mira como si fueras un bicho raro.

 Parece muy improbable que algo cómo la movida se vuelva a repetir actualmente…

Por supuesto… ¡y afortunadamente! Si se repitiese es que viviríamos exactamente en las mismas circunstancias. Ahora volvemos a tener una crisis tremenda o, mejor dicho, continuamos con la crisis. Pero no venimos de una época políticamente oscura. A pesar de que cada vez se maltrata más a la cultura -y a la sanidad, y a la enseñanza pública- los recursos para los creadores, sean del ámbito que sean, están a años luz de los de los 80. Creo que los que añoran los tiempos de la movida son los que entonces fueron figurantes y mirones, los que no tuvieron protagonismo y, por lo tanto, no salieron en la foto. Esperan que vuelva para ver si esta vez se pueden poner delante de la cámara.

Por último, recomienda tres canciones de la movida y otras tres de la música en general.

Voy a ser muy localista en lo que se refiere a la de la movida: ‘La piscina’, de Bromea o Qué?; ‘No mires a los ojos de la gente’, de Golpes Bajos,  y ‘Bailaré sobre tu tumba’, de Siniestro Total.  Y en cuanto al resto de la música: ‘L.A. woman’, de The Doors; ‘Houses in motion’, deTalking Heads, y el fado ‘Lágrima’, en la interpretación de Dulce Pontes.

¿Desea saber más?

– Hágase con el libro, publicado por Xerais.

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