Tres canciones, 258. La elección de Raúl:

SPINTO BAND – OH MANDY

A veces en mi trabajo me siento como en un estudio absurdo de los que trae Adri a la radio. Manejo cifras, estadísticas, balances y tantos por ciento, material sensible, y lo manipulo a mi antojo, aunque sin interés ideológico. Será verdad eso que dicen los políticos de que con los números se puede hacer de todo, llevártelos a tu terreno, defender una cosa y la contraria. Les doy la vuelta, les enchufo un pelotazo de demagogia y, de tan general que es la cosa, difícilmente te contradiga alguien al día siguiente. Hago, sin ir más lejos, el ejercicio del alcaldable el día después de las elecciones o el que puede hacer cualquier ciudadano de a pie cuando le llega una encuesta insólita (por cierto, el CEO, el organismo oficial que hace las demoscopias para la Generalitat, publicó recientemente qué setas y robellones coge la gente en función del partido al que votan). La cuestión es que la cosa, a los que hacemos algo relacionado con la comunicación, nos llegue empaquetada y bonita, presentable.

festival

Pienso eso cuando leo en todos los medios (por primera vez en años que me llega tal boom que incita a la rabia) que hoy, tercer lunes de enero, es el día más triste del año (o el más triste del mundo, por ponernos hondos). Nadie renunciaría a un titular así, por pedestre que sea el argumento: influye el clima difícil, el lastre de los pagos de Navidad, la lejanía de la quincena, la disminución de los propósitos de Año Nuevo y la sensación de estancamiento. Si a eso se añade que ya se dejan oír las primeras chirigotas y que Pedro Piqueras tiene una canción en Spotify (busquen ‘Salamanca La Blanca’, del grupo Nuevo Mester de Juglaría) la cosa es para pegarse un tiro y puede que estemos hablando del lunes más triste de los últimos cuatro siglos o, incluso, de nuestras vidas.

La fórmula del Blue Monday (1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA) la inventó Cliff Arnall, investigador de la Universidad de Cardiff, aunque la difundió una agencia de comunicación y la cosa cobró bríos del marketing más descarado. Dan ganas de colar la historia en las tazas y las agendas de los insufribles de Mr. Wonderful (otros explotadores de lo ‘flufli’) junto a letras de Nick Drake y fotos de Marvin, el androide paranoide. Cualquier científico con el mismo tiempo libre (mucho) o de una universidad improbable o africana le pondría la réplica porque ya me dirán si no depende todo del prisma (y, en último término, de vender).

Y hablaría de que ya quedaría un día menos para el colapso del universo o del Barça-Atlético de Madrid de Copa, todo ello motivos de alegría desmesurada que en la coctelera de la ecuación matemática acabarían demostrando que es el lunes más pichín-pachán de la última década. Un lunes no enteramente desgraciado, un día que dista bastante de ser un desastre. O sea, que no estamos tan mal, o que menos dramas con ese lunes y ojito con ese martes cabrón que se nos viene encima. Por si acaso, en mitad de tanta construcción falsa, háganse una lista de Spotify con canciones risueñas para el tercer lunes de enero de cada año y sigan felices pero dignos. Respondan lo que dijo Fernando Fernán Gómez cuando le preguntaron si era feliz: «¿Pero usted por quién me toma?».