CONTRA LA INTERPRETACION Y OTROS ENSAYOS | SUSAN SONTAG | Comprar ...Volvemos a necesitar este ensayo. Ahora que todo el mundo se siente crítico cultural, y que la crítica está más centrada en la cultura que envuelve al texto que en el texto en sí, volvemos a necesitar el mazazo que Sontag dio a los vicios del análisis, su volantazo radical. Si nos lo tomamos de manera literal, acabaremos con gran parte de la academia, la crítica y la conversación, claro, pero dudo que Contra la interpretación fuera nunca una propuesta literal (y con esto, ya la estoy interpretando). No, lo que Sontag pide, de manera abierta (y con nostalgia de “aquella inocencia anterior a toda teoría”), es dejar de preguntarle a una obra de arte qué dice y fijarnos en qué hace, lo cual es celebración de la forma tanto como de la ambigüedad. El arte que dura es ambiguo y la ficción no es un ensayo. Enfrentarnos a los productos de nuestra era desde la posición activista o desde su encaje en nuestra contemporaneidad está creando monstruos y, sobre todo, encogiendo obras, reduciéndolas a comentarios. Si Macbeth quisiese ser unas notas sobre el poder no necesitaría personajes. Todavía hoy nos preguntamos qué mano disparó su cadena de horrores, si las de las brujas, las de Lady Macbeth o las del propio protagonista, pero su tragedia opera sobre nosotros con efectos y estéticas reales. Como Svankmajer o Lynch, yo también prefiero historias de pregunta o exploración antes que de tesis. En vez de proyectar nuestra luz sobre obras, sería mejor dejar que se nos muestren en sus sombras. La cultura necesita un poco menos de interpretación y un poco más de silencio cómplice. También yo me autoimpondré, como deberes, recordar esto en esta nueva etapa.