Bibian Norai es una de las madrinas del porno español y una de las mayores defensoras de esa industria. A lo largo de su amplia carrera ha aparecido en más de 500 películas y dirigido otras 15, y la hemos podido ver en cine convencional como ‘Yo puta’ o ‘Lo mejor que le puede pasar a un cruasán’. Ahora es la portavoz del Erotic Festival Tour, la gira del Salón Erótico de Barcelona que recorrerá todo el país y recala este viernes en Reus, su ciudad. Aprofitant l’avinentesa, la invitamos a charlar un rato con nosotros.

El concepto de Erotic Festival Tour parece casi una gira musical.

Está pensado así, como si fuera una gira, porque hay que buscar cosas diferentes. Es la gira promocional del Salón Erótico de Barcelona, será una muestra de lo que ocurre en octubre cada año en Barcelona intentando hacer promoción en todas las partes del estado. La gente tiene que perder el miedo, debe ver que es algo normal, muy divertido. Se lo pasarán en grande.

¿Hay mucha demanda para un acto así?

¡Sí! La gente tiene muchas ganas de algo como el Salón Erótico, siempre me preguntan por qué no se hace algo igual o similar. El SEB es muy difícil porque lo que se monta allí es muy grande, con 200 artistas, así que aquí haremos una cata. Lleva muchísimo trabajo de producción, buscar los lugares y las salas, contactar y organizarlo. El público está encantado, las entradas se están agotando y hacía falta.

¿Hay miedo todavía del «qué dirán» por asistir a un festival así?

En Barcelona la mayoría de público son parejas, matrimonios, que van a ver un espectáculo para adultos. O has ido tú solo o tú sola con tus colegas porque es muy divertido. Ya está bien de tantas tonterías: todo el mundo ve porno, todo el mundo consume películas, todos compramos revistas y a todos nos gusta. No pasa nada, siempre que seamos mayores de edad.

Bibian Norai 039Foto: Enrique Canovaca

En el Salón Erótico , ¿en qué dosis hay erotismo y en qué espectáculos abiertamente sexuales?

Mucha parte es porno, pero no sólo hay actuaciones: hay también exposiciones, presentaciones de libros, etcétera. ¿Qué pasa? Que cuando uno entra en un salón así ve los escenarios, el ruido, ve gente haciendo cosas, un striptease. Lo que más impacta son las actuaciones en directo en parejas y tríos, a lo que no estamos tan acostumbrados. Aquí, en el Erotic Festival, veremos un poco de todo: muchas cosas en el escenario porque llevo los mejores del momento como Rock Diesel, Carolina Abril, Sara May o Julia de Lucía, pero además habrá concursos, cástings y un poco de todo.

¿Hay líneas rojas que no se puedan cruzar en la industria del porno?

Como en todas las industrias, hay cosas que se pueden hacer y cosas que no. Por ejemplo, la industria del porno es una de las mayores luchadoras contra la pederastia. Prácticamente todas las empresas que hay en el sector colaboran con la policía para encontrar gente que haga cosas con menores. Lo que pensamos es que dos personas mayores de edad, libres y con suficiente conciencia deben hacer lo que necesiten, lo que quieran y lo que les guste, siempre que no hagan daño a nadie, ni a ellos mismos ni a la otra persona, porque la sexualidad es muy amplia.

Hizo la serie ‘La cocina cachonda‘, ¿qué tienen en común la cocina y el sexo?

¡Para mí, mucho! Hay cosas que superan la crisis: los vicios. Puede haber crisis pero la gente quiere sexo y quiere comer. Yo siempre he dicho que una persona que no sabe comer con las manos no sabe practicar sexo. Si es demasiado torpe con el tenedor y el cuchillo o hay cosas que no le gustan,  imagino que cuando está «al lío» también es así.

Se define como crítica de porno. ¿Qué aporta la crítica a esta disciplina?

Soy crítica porque también soy jurado en el SEB y hace muchos años que veo porno. Cada año tengo que ver, quizá, 300 películas y como también he producido, dirigido y actuado y conozco muchas cosas dentro del sector, intento evaluar lo que veo con mi criterio. Hay cosas muy buenas y cosas no tanto. Tampoco diría peores, porque hay público para todo tipo de películas.

¿Qué hace buena a una película porno?

Que le guste a mucha gente. Igual que una peli de cine convencional, que a veces hay superproducciones que gastan una pasta en promoción y los mejores actores y luego verla cuatro gatos. Con el porno, igual. Hay cosas que son un churro, o dices «¡qué pobre!», pero hacen gracia y las ve muchos espectadores. Yo, por ejemplo, hice ‘La Tita’ con el Torbe hace 18 años y lo han visto millones de personas, aún ahora me dicen «te he visto en ‘La Tita'». Hay cosas que te hacen grande y no sabes por qué.

Ha llevado la Sección de la Mujer en el SEB. ¿Cómo ve el papel de la mujer en el porno actual?

Debe de ser uno de los pocos lugares donde la mujer siempre ha cobrado más que el hombre. Y sigue cobrando prácticamente el doble. Están muy bien consideradas si lo hacen bien. Los chicos se tienen que espabilar.

¿Y como consumidora de porno?

Hoy en día las mujeres dicen abiertamente ser consumidoras. Hace cinco o diez años decían «lo veo en pareja». Pero hoy sí, te dicen que miran porno y de esta manera y no de otra. La mayoría de las veces te sorprende porque es un porno extremo. Hay muchas mujeres en la actualidad que hacen libros eróticos, y de una erótica bizarra y muy cargados de porno. La mujer está completamente implicada y hacemos una sección específica para ella porque hay quien todavía no se han enterado de que hacemos un salón erótico.

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Foto: Enrique Canovaca

¿Ha cambiado mucho la industria española desde sus inicios?

Del todo. Empecé hace 19 años en una época en que éramos tres actrices españolas y cuatro actores. Aquí se empezaba a rodar bastante cerca de Barcelona, se traían actrices checas, de todos los países. El producto se vendía con la copia terminada, en VHS o Beta incluso, en los videoclubs, en aquella parte para adultos. De todo ello pasamos, de un día para otro, a la irrupción del DVD y se tuvo que cambiar el formato. No fue tan traumático porque no teníamos que trabajar diferente.

Y entonces llegó internet.

Eso sí que afectó. Pasamos de vender copia terminada a hacer escenas para descargar en internet. Ya no podíamos trabajar una escena durante ocho horas con todas las cámaras, iluminación, plató, set, maquillaje… porque no resultaba rentable pasarse un día entero rodando. Entonces pasamos a rodar una escena en 20 o 30 minutos y «pim pam».

¿Esto ha facilitado el trabajo o se lo ha dificultado?

Es diferente. Empecé en una época en que éramos cuatro y ahora somos 4.000. Antes nos conocíamos, éramos como hermanos y rodábamos los unos con los otros. Hay que adaptarse a las nuevas tecnologías y a las nuevas formas de trabajo. Para mí, todo es un avance .

¿Cómo vive la crisis el sector?

Como todos los sectores: sobreviviendo, haciendo cosas diferentes, adaptándose… Igual que vosotros los periodistas y otros sectores. Pero seguimos adelante porque todo el mundo quiere consumir porno, cada día más. Quizá antes ganabas más con una escena y ahora tienes que hacer tres para obtener lo mismo, o tienes que hacer más actuaciones y webcams, pero se hace, porque hay mucha demanda.

Volviendo al pasado , ¿qué tal fue trabajar con La Fura dels Baus en ‘XXX’?

Muy extravagante. Ya sabéis cómo son ellos, lo llevan todo al extremo. Fue toda una experiencia: estuve haciendo los planos que luego se proyectaban durante la actuación teatral. Hicimos una película que se llamaba, precisamente, ‘XXX’. Y allí rodamos una escena que… antes me preguntabas por la comida y no quiero ni recordar los espaguetis a la carbonara desde entonces…

Bibian Norai 038Foto: Enrique Canovaca

¿Cuáles son sus prioridades como directora?

Tener un buen equipo de rodaje que sepa lo que hace, al igual que en el cine convencional. Y un buen equipo de actores y actrices que entiendan rápidamente y no necesiten que hables demasiado. No deja de ser cine. Lo que pasa es que, como hoy en día sólo se hacen escenas de porno amateur… Pero si quieres hacer una producción con cara y ojos debe ser como el cine convencional, con los mismos medios y requisitos.

¿Podría identificar su mejor momento como cineasta X?

2004, cuando recibí un montón de premios por las películas que dirigí. En este país hay muy pocas mujeres que tengan premio a mejor director y mejor película. Y, en 2005, en otro salón, también tuve premio a mejor película. Son momentos grandes porque también eran películas de gran envergadura, con mucha inversión.

Ha aparecido en ‘Ellos robaron la picha de Hitler‘ de Pedro Temboury, icono de la serie Z. ¿Cree que ese cine tiene menos problemas para acercarse al porno?

Su cine es superdivertido. Es como si fuera un cómic: caos y cosas muy raras. La serie B siempre ha estado muy ligada al cine porno porque, en principio, casi fueron una misma cosa. En los años 60 teníamos a Jess Franco: él empezó haciendo serie B de terror con sexo y pornografía. Era una época en que el cine X no estaba legislado como tal sino que era X y punto.

Ahora se reivindica a Franco como un creador imaginativo.

Jess Franco hacía unas pelis muy estrambóticas, buenísimas. Se gastaba una pasta que no tenía. Y en sus pelis podías ver de todo. Pedro Temboury ha sido hijo de él y hace cosas muy similares. El problema llegó cuando la señora Pilar Miró decidió que cuando se veía una vagina abierta esto ya era porno, si una polla estaba trempada y había penetración era porno. Si estaban de lado era erótico y no pasaba nada, pero si se traspasaba esta línea ya era porno. En ese momento, con la Ley Miró, cambió todo y se distinguió entre cine porno y convencional. Pero ambos salieron del mismo lugar y el pionero fue Jess Franco.

¿Qué opinión te merece que el porno esté catalogado para mayores de 18 años pero en cambio se sea más permisivo con la violencia?

Me parece necesario que el porno sea para mayores de 18 años. También es cierto que veo cosas que me afectan muchísimo y no son porno. La televisión, directamente, no la veo nunca: me entero de que hay elecciones porque veo los carteles colgados. Sí que estoy todo el día en internet y ves cosas brutales y te preguntas «¿con esto no pasa nada?».

La diferencia de criterio también se ve en la red.

Por ejemplo, ‘La cocina cachonda’ la empecé a subir a YouTube. Era gracioso, no se veía nada, ni los pezones, pero me censuraron porque «atentaba contra algo». En cambio, en YouTube hay todo tipo de cosas violentas disponibles para menores. Si yo fuera los padres, lo miraría. Todos hemos cogido una Interviú cuando éramos pequeños, pero hay otras cosas que hacen mucho daño, sobre todo a una mente que no está terminada de desarrollar .

Por último, ¿ha cambiado la relación con consumidores y fans con las redes sociales?

Claro, ahora es mucho más directo. Hoy en día le puedes enviar un tuit o cualquier comentario en Facebook a alguien famoso. Antes tenías que esperar a que llegara un festival para pedir la foto o el autógrafo. Hoy en día es más fácil, creíble y directo. Por otro lado, las legiones de admiradores se hacen enormes. En Facebook, por ejemplo, ¡tengo medio millón de seguidores! Y cuando veo medio millón de personas pendientes de lo que escribo, da mucho respeto. El reconocimiento nos gusta a todos.

V y Joan Marc Salvat