Siete años en La Inercia, que es micronación menos exótica que el Tíbet; siete vidas muy de sitcom sin spin-offs ni risas enlatadas; siete años que ha cumplido y va a recibir a dios, ya está La Inercia tomando su primera comunión. Hace un año bajábamos la persiana de la radio y hasta dudábamos del futuro de esta versión escrita, la nave nodriza de nuestra flota en las aguas internacionales de la cultura. Y ya ves, aquí seguimos: se diría que no hemos aprendido nada. Reincidimos en el error de creer en la conversación, en la escritura, en la curiosidad, en el juego intelectual improductivo, y mientras tanto La Inercia sigue sin explotar ni cotizar en bolsa. Ni siquiera conseguimos un perro jackpot que nos pague el alojamiento mensual, nosotros, que lo hacemos todo por la pasta. Seguiremos navegando hacia ninguna parte, confiando en los lectores y los mercados.

1. Víctor

La Inercia, como aquel río de los filósofos, nunca es la misma y es a la vez una constante en los ciclos del tiempo. Si saltásemos un año atrás encontraríamos otra estética y otra ética, otros hábitos y otros espacios, como en una dimensión bizarra habitada por nuestros doppelgangers. Y sin embargo nos reconoceríamos: los de aquí seguimos siendo los mismos aunque, como aquel río, nunca seamos iguales. La Inercia, como Soylent Green, está hecha de gente, y es esa gente la que nos ha hecho aguantar siete años y la que me hace querer seguir aquí al menos siete años más. La que aquí escribe, la que hablaba en antena, la que nos lee, la que nos oye, la que nos escucha. Aquella que, como gritaba el presentador de The Running Man, nos quiere y a la que queremos. En los últimos doce meses me he ido reencontrando con muchos ciudadanos inerciales y con su querer honesto y he acabado concluyendo, acaso por enésima vez, que este milagro de la comunicación lo es por tejer y mantener esa impagable red de conexiones y sentidos. Con eso en mente y mirando a todo esto, que algún día volverá a ser campo, me dejo llevar por la gratitud y celebro este aquí y ahora, y hasta me permito la autocomplacencia de creer que hay aquí algún logro y felicitarnos como hizo el sabio: «that’ll doInercia, that’ll do «.

https://twitter.com/Alexicko/status/770593277506646017

2. Adrián

Y dije yo, en el primer aniversario: «hoy la Inercia hace un año, y eso no pasa todos los días».

Y dije yo, en el segundo aniversario: «no lo entendía, y sé que nunca lo entenderé».

Y dije yo, en el tercer aniversario: «esto de celebrar el aniversario es una putada».

Y dije yo, en el cuarto aniversario: «pero en aquel momento no. Por eso me cagué en Raúl».

Y dije yo, en el quinto aniversario: «el reto que tenemos como triunvirato es continuar hasta que, extenuados, nuestras mentes nos digan que ya está, que ya no podemos más».

Y dije yo, en el sexto aniversario: «seguiremos, pues, más o menos igual, con algunas alteraciones pero viviendo como siempre hemos vivido, porque en el fondo somos los últimos románticos, amamos las hazañas inútiles y las épicas triviales, y como escribí el año pasado por estas fechas, La Inercia es una de las cimas de mi vida, y eso es algo que seguirá ahí aunque la llama se vaya extinguiendo, poco a poco, de manera inexorable».

Y digo yo, en el séptimo aniversario, que suscribo todo lo escrito hasta ahora, ya que he comprobado que no todos los días La Inercia hace un año, también que sigo sin entenderlo (nada, en general) y que estas celebraciones tienen algo que me incomoda, quizás la carencia de autoestima, quizás la preocupación de ir sumando canas. Asimismo, me sigo cagando en Raúl (ahora incluso más), el tiempo demostró que, efectivamente, el reto de las #trescanciones duró hasta que nos cansamos, y sigue existiendo el convencimiento de que La Inercia seguirá ahí porque la llama, pese a todo, no se ha apagado todavía.

Brindemos porque hemos entendido, a base de golpes, qué significan siete años de amor.

3. Raúl

La inercia pudo ser alguna vez un hit muy radiable, un melocotonazo de miedo. Luego pudo ponerse modesta, pequeña, como un jarroncito chino, y después pudo ser un volcán ingobernable, efervescente de iniciativas y locuras. Tiene ese carisma de, alguna vez, haberse quedado a puntito de gobernar el mundo, de haber tenido un año inmenso, un gran disco del que hace ya demasiado tiempo. Tiene algo de nostalgia de vieja gloria o de álbum de culto. Una maravillosa y entusiasta causa perdida. Hay belleza en imaginar que alguna vez pudimos firmar el contrato de nuestras vidas, y aún no renunciamos a ello. Percibo que, para los demás, La inercia es género y sello, marchamo de dios sabe qué universo concreto, que ese sí que es un monstruo de siete cabezas, una marmita donde todo cabe; una trinchera para el terrorismo de las ideas (es como plantarse con la motosierra en la oficina) y un Quimicefa de la cosa cultural. A fuerza de evoluciones y mutaciones que insuflan oxígeno, nos hemos plantado en los siete años sabiendo regatear los baches y el desgaste, y hallando avituallamiento clave, nuevos bríos, cuando hizo falta. Yo sigo en lo de siempre: esto es libertad y, poniéndonos pegajosamente Disney, fantasía, pero no muy lejos de la subversión (buceen por aquí si no, en este pozo enciclopédico y en este ecosistema flamante de colaboradores). Como dirían en las entrevistas los cantautores rock que en realidad son pop, esto es la terapia que nos ahorra al psicólogo; como dirían los místicos, lo que nos eleva del suelo, del gris diario. Aún no habéis visto nada, diría yo viniéndome arriba. Mejor: aún no lo habéis visto todo.

4. Cano

Se acabó el #trescanciones pero no La Inercia. Y Cano el IV se cuela por primera vez en varios años en el aniversario de un proyecto consolidado y aún prometedor (quién sabe si conquistaremos el sector de la comunicación cultural). Hemos llegado hasta aquí, tras 7 años, con mucho esfuerzo y dedicación personal (algunos inercios más que otros) y la web está más viva que nunca; la extensa red de colaboradores garantiza unas publicaciones semanales de alta calidad periodística y literaria, que destripan los criterios economocistas que imperan en la cultura actual. Convencido me hallo que La Inercia seguirá muchos años más. Podrán mutar los formatos (nunca se sabe si la radio volverá), pero el rasgo fundacional del proyecto seguirá allí por siempre: aquí se habla de lo que a uno le viene en gana y cuándo le viene en gana. Ese es el éxito de La Inercia, la clave para entender la frescura que aún mantienen sus contenidos. Muchas felicidades a todas aquellas personas que han aportado su granito de arena, aunque sea mínimo, para hacer grande esta micronación.

Así fueron los otros aniversarios:

· AÑO UNO:Tres (cuatro) canciones, asalto veintitrés: Un año de Inercia‘.

· AÑO DOS:Tres canciones, 80: Dos años de paramúsica‘, que contó con la aparición estelar de Desiderio.

· AÑO TRES:Tres canciones, 133: Tres años haciéndonos los expertos‘ y el vídeo ‘Especial 3 años: La Inercia vs. Alex Kidd 5‘.

· AÑO CUATRO: ‘Tres canciones, 184: Cuatro velas’, en el que cada inercio recomienda una canción previamente recomendada por otro.

· AÑO CINCO:Tres canciones, 236: Cinco años en las aguas internacionales de la cultura’, en el que echamos la vista atrás y nos preguntábamos el porqué de todo esto.

· AÑO SEIS:Tres canciones, 286: El sexto año de la cosa esta‘, en el que hablábamos, no sin melancolía, del fin de ciclo que supuso dejar la radio. También rescatamos 14 programas y 14 entrevistas que podían ser nuestras favoritas o no.