Así expresamos nuestra opinión respecto a los últimos cambios ortográficos de la RAE: con la mano izquierda envolvemos levemente los testículos y con la derecha, puño boca arriba, alzamos el dedo corazón hasta que quede en posición vertical. Aquí, en este oasis de libertinaje, guión se va a seguir escribiendo con tilde, al igual que truhán, palabras de habitual uso en esta página, tales como Qatar, con una ‘q’ bien grandota. Aclaramos que en este ‘tres canciones’, como en los venideros, no se van a incluir estas modificaciones. Esperamos, por otra parte, que Pérez-Reverte se cague en dios cuanto antes.

La elección de V the Wanderer

LACROSSE – WE ARE KIDS

Cosas que molan de Lacrosse, uno: nombre intrigante. El lacrosse es un deporte que se juega con una red atada a un palo; dice la Wikipedia que también se puede llamar «intercross» o «vilorta». «Vilorta», como nombre de grupo, también tendría su aquel.

Cosas que molan de Lacrosse, dos: son unos cuantos (seis) y llenan el escenario de algarabía sin resultar hostiables. Son suecos, que siempre suma. Al acabar, Nina Wähä y Kristian Dahl se ponen a vender sus cedés tímidamente a la entrada del backstage. Vamos, que son modestos y saben caer bien.

Cosas que molan de Lacrosse, tres: la portada de su álbum ‘Bandages For The Heart’ es una delicia, cálida, entrañable y artística sin ser pretenciosa. Bonitos colores y gran oso. El diseño interior tampoco está mal.

Cosas que molan de Lacrosse, cuatro: este temazo, ‘We Are Kids’, arrollador disparo de salida, pegadizo y vitalista. Va de los errores comunes y de la autoexculpación, del «que decida otro» visto con ironía.

Cosas que molan de Lacrosse, cinco: el video del temazo anteriormente citado, con ese desglose rítmico y humanización de los sonidos que se convierte en uno de los mejores bailes colectivos que servidor ha visto en mucho tiempo.

La elección de Raúl

SERGIO MAKAROFF – TRANQUI, TRONQUI

Este cantautor, columnista y polemista argentino dejó las drogas y el vodka con naranja hace quince años, a riesgo de perder literatura y encanto para sus canciones. El tipo, todo un provocador en los 80, comenzó a ir al gimnasio, a cuidarse, a comprometerse con causas varias de la convivencia, a convertirse en ciudadano modelo en la Barcelona donde vive. Desde aquel día hasta hoy, empezó a componerle a todo, a cualquier cosa; y en esa etapa sana se ubica este tema de mediados de los 90.

Ésta es una canción banal, positiva, entrañable, inocente y con una letra totalmente prosaica. En una envoltura de pop delicado (como sus discos: limpios, preciosistas y amables) se narra un robo de bicicleta que acaba convirtiéndose en una celebración de la amistad. Vale ya de cantar a lo trascendente; basta ya de sondear la condición humana y de escrutar sentimientos trágicos como si salváramos al mundo. Pregunta del millón: ¿Necesita el planeta otra canción de des(amor)?

Al bigotudo Makaroff (ex contertulio de ‘Moros y cristianos’, ex colaborador de Buenafuente y hermano de un 33,3% de Gotan Project) lo que realmente le trae de cabeza es que un yonqui le ha robado la mountain bike, su principal medio de locomoción para moverse por Barcelona. Al final, dos amigos le acaban prestando sendas bicicletas y la historia, sostenida en clarísimos tintes de antianécdota, acaba bien, con un broche feliz a ese pequeño infierno que es también reflejo de nuestras miserias cotidianas, vanas pero capaces de jodernos el más plácido día de sol.

La elección de Withor

THE AVALANCHES – FRONTIER PSYCHIATRIST

Un caballo que relincha. Un psicólogo comunicando a su madre que su hijo está loco. Amenazas. That boy needs therapy, repetido hasta la saciedad. Unos coros acompañados de trompetas. Los Avalanches que se presentan. Efectos de sonido. El título de la canción. El caballo vuelve a relinchar. Disparos. Conversaciones, muchas conversaciones. Desconexión. Locura. Caos. Genialidad. Collage. Retazos de algo, ¿escogidos al azar?, y mezclados de forma brillante. Suenan las primeras cuerdas. Un niño rie. El viaje ha llegado a su fin.

No trates de entenderlo. Las genialidades, muchas veces, son obras de gente insana. Como The Avalanches. Por eso, te aconsejo: no trates de entender. Cierra los ojos. Escucha. Déjate llevar. Disfruta de la anarquía musical como nunca antes la habías conocido. La música hecha de pequeños trocitos también tendrá un lugar en tu corazón.