Llevamos un año recomendando temazos. De nada. Nos encanta aconsejar pero, no lo van a creer, también nos encanta que nos aconsejen. Y tenemos bonitas anécdotas al respecto. Como aquella vez que, o aquella otra en la cual. Hoy celebramos una nueva efeméride aconsejándoles escuchas que a su vez nos fueron aconsejadas, en una rueda de eterno retorno o una continuación del ciclo de la vida, que es un ciclo sin fin ni abiogénesis.

La elección de Withor

MAGA – DIECINUEVE

Gopnzalo tuvo la ocurrencia de regalarnos para nuestros cumpleaños unos cd’s con canciones elegidas por él y reunidas bajo el sugerente y nada narcisista titulo de ‘Mis temazos’. Así descubrimos a muchos grupos, aunque los únicos que llegaron realmente a calarnos hondo fueron los Niños Mutantes. Aquel CD, sin saberlo, había sido nuestro primer contacto con el ‘INDIE’.

Meses -o años- después, cinco amigos -entre ellos, los tres inercios titulares y el apagafuegos- hicimos el Camino de Santiago. Gran experiencia, y todo eso. Allí conocimos a mucha gente. Entre ellos, un chico llamado Rodol. En aquel momento aún no lo sabíamos, pero aquel fue nuestro primer contacto con un ‘GAFAPASTA’. En aquella época, esta moda no estaba tan extendida, y aún no había llegado a una ciudad pequeña como Tarragona. Tampoco había Internet. Meses después, deducimos que el tal Rodol -búscalo al cabrón- era el ejemplo perfecto de esta tribu urbana que tanta rabia da (de hecho, llevaba puestas las gafas de pasta correspondientes). Del tal Rodol, recuerdo perfectamente dos frases: ‘El mejor disco de Radiohead es el Kid Ei’ -para nosotros siempre había sido Kid A- y ‘Maga son mucho mejor que los Niños Mutantes’.

Éramos jóvenes -de esto debe hacer ya sus 7/8 años mínimo- y no teníamos Internet en el móbil -Raúl, de hecho, aún no estaba mobilizado-. Así que hasta volver a casa después de la dura travesía no podríamos comprobar si aquel caminante tenía razón. Recuerdo incluso ansía -la música empezaba a ser cada vez más importante- por llegar a casa y escucharlos. ¿Eran mejor Maga que los Niños Mutantes? No lo sé, ni sinceramente me importa. Pero como frase gafapastil, quedaba genial. De todas formas, le estoy agradecido al amigo Rodol. Maga me descubrió unos cuantos temazos -especialmente, Diecinueve, aunque hay unos cuantos muy destacables- y nos posibilitó el primer contacto con un miembro de su especie. En aquel momento, no nos dió rabia. ¿Y ahora?

V the Wanderer

NOFX – ALL OUTTA ANGST

Venía Tammann y siempre traía un cedé diferente en la mano. «NOFX, Lagwagon, Strung Out, Pennywise, os van a molar». Los demás nos reuníamos alrededor y escuchábamos las descargas de ruido furioso con atención, casi como si tomásemos nota. Luego venían los préstamos, y cada cedé se iba a casa de alguien en una complicada red de contagio punk-rock, y tocaba memorizar, leer las letras intentando entender algo, mimetizar la energía.

Eran nuestras clases de primero de punk, de introducción a lo alternativo, de adhesión a una pose que sí que molaba y no la del resto de la sociedad. Por aquel entonces, creo recordar, ni siquiera habíamos empezado a copiar cedés, aunque tampoco usábamos ya cassettes. Cada uno compraba su disco y lo añadía a la red común, ampliando el horizonte y cerrando la secta. Yo me decanté por The Offspring y me convertí en el comercial descastado.

Esta ‘All Outta Angst’ fue la primera que escuché del género, tal vez. Entré en casa de Jaime y encontré a todos mis amigos saltando a oscuras, en un pogo animado por gritos y risas. «Pon la del popapet», decían, y volvíamos a reproducir el corte y a botar. Un momento de pura alegría.

Luego la cosa se hiperespecializó y se buscaban las guitarras y las baterías rápidas, el ruido, los gritos. El punk-rock nos sacó de la infancia y nos lanzó a una inocente y tonta adolescencia. Nunca vestí ropa ancha, ni me tomé en serio aquellas bandas, pero aún me da un subidón de alegría cuando las trompetas abren este breve festín de ska-punk que, descubro años más tarde, tiene algún tinte de búsqueda existencialista occidental. Y muchos «popapets».

La elección de Raúl

DELCO – FIREWORKS AND JACUZZI BUBBLES

Datos pseudo-objetivos: estos madrileños han teloneado a M. Ward y hacen ‘conciertos sostenidos’, donde es el espectador quien al final del recital paga la cantidad que considera justa. Más: en esta canción, incluida en el disco ‘Sophomore’ (así se denomina al estudiante de segundo año), colabora Ramón Rodríguez (The New Reamon) y se imponen las guitarras, bien compensadas entre lo acústico y lo eléctrico, tejiendo una canción redonda, genialmente rematada con un estribillo pegadizo, en esta suerte, se me ocurre ahora, de pop denso.

Pese a un divertido (uno más) pie de foto en la Rolling, pasaron desapercibidos para mí en una crítica que les definía como banda ‘fundamental de bajo perfil mediático’. No hice caso. No sé, pero de entrada desconfío de los grupos españoles que cantan en inglés. Hasta que un día Joan Mellado, compañero de trabajo (y ahora músico, y frontman de la banda ‘Socks and preservatives’, que ayer presentaron en sociedad su estilo textil-látex. La inercia estuvo allí, al lado de las jóvenes promesas) me enseñó, entre un mar de crónicas deportivas, este robusto trallazo de título fantasioso y con aires indis. El circo alternativo se expande en base a la recomendación como forma de vida: una crónica en tal web, un concierto en no-sé-cuál festival, un boca oreja, una lista catedrático-gafapastil, un descubrimiento la mar de underground que el vulgo debe conocer antes que la vacuna contra el sida.

El compadre Mellado, en su búsqueda de la última sensación (un grupo en el Faraday o una canción de la Velvet) acertó aquí de pleno y casi me quedé enganchado a esta canción toda la tarde, mientras corregía páginas y llamaba, con el entusiasmo de Beethoven acudiendo a un recital suyo, a delegados de club.