Hoy es el día 27 del mes cuatro del año 14. Eso sólo se produce cada 27 millones de años bisiestos. ¿No es coincidencia?. Algo querrá decir. Sí, que los planetas se han alineado y que Orión orbita sobre Venus en esta fecha mágica que nos trae, por eso mismo, el alumbramiento de tres canciones bien apreciables. Para ver un fenómeno igual habrá que esperar siete días, así que mejor aproveche ahora, y lea y escuche.

La elección de V

LUAR NA LUBRE E ISMAEL SERRANO – CHOVE EN SANTIAGO

No hay que menospreciar nunca los clichés que nos regala el azar, no sea caso que nos perdamos alguna revelación importante. Ejemplo práctico: acabamos el Camino de Santiago a Finisterre (mi quinta peregrinación por las rutas compostelanas), volvemos a la capital, echamos a pasear con ánimo celebratorio y salta la lluvia, como un montón de puntos y final cerrando nuestro viaje. Es una pequeña dosis de Galicia tradicional, mágica, elegante, un regalo de misticismo y folklore que choca casi frontalmente con el trazado mundano de ronquidos, dolores y paisanos más o menos hostiles que acabamos de recorrer.

Pienso al acto en este tema y agradezco su suavidad contemplativa, dándole el visto bueno a un azar no demasiado complicado pero salvando de ahí lo importante: esta Galicia de gaitas y meigas, de lugares comunes para el turismo, de rutas de épica personal y descubrimiento propio, me parece correcta, pero a mí que me den camino, tierra, labriegos peculiares y hasta olor a mierda de vaca. Ésa es la revelación importante que me trae esta cadena de pensamiento; ése es mi camino. Muy poco new age, ya me lo perdonarán.

La elección de Withor

RED HOT CHILI PEPPERS – CALIFORNICATION

¿Qué tienen en común Metallica, ACDC, Rage Against the Machine, Eminem y Dr. Re? No es difícil encontrar alguna similitud. Pero… ¿y si vamos más allá y sumamos a la ecuación a Britney Spears, David Gray y Barrio Sésamo? ¿No les sale nada? ¿Se están poniendo nerviosos? ¿Ya se les escurre la espuma por la boca? Tranquilos, que aquí está la solución: todos estos grupos –y la serie- tienen canciones que han sido usadas como un instrumento de tortura psicológica por parte del ejército americano.

Se trata de un tema que me intriga. Mi cerebro hierve ante la incertidumbre. ¿Quién decidió usar grupos de éxito para torturar en Irak, Afganistán o Guantánamo? ¿Es la comercialidad de estas bandas un plus añadido para castigar a los presos anticapitalistas? ¿Se limitan a los últimos discos de Metallica o suenan también los primeros?

Esta semana se ha sabido que los Red Hot Chili Peppers también fueron usados como instrumento de tortura, concretamente mediante la mítica ‘Californication’. Veremos si el amigo Kiedis y compañía se animan a hacer lo mismo que Skinny Puppy, una banda canadiense que interpuso una demanda contra el gobierno estadounidense por usar su música en Guantánamo sin su permiso. Y es que ya ven, al final los problemas con los derechos de autor siempre acaban apareciendo. Una posible solución consistiría en enviar a Teddy Bautista a la base militar situada en Cuba a luchar por los derechos de los artistas. Y así matamos –nunca mejor dicho- dos pájaros de un tiro…

La elección de Raúl

ROBERTO GOYENECHE – BALADA PARA UN LOCO

El último es un abuelillo pequeñajo, cascadísimo, barba blanca y voz cazallera; una rata viejísima, casi histriónica, que me pide siempre, antes de cruzar la calle para llegar al trabajo: ‘jefe, ¿un cigarrito?’. Hace tiempo que aquí somos imán (el radar le llamaba Adrián) para gente así. Escuchando este tangazo de 1969, quizás por su letra de amoríos y callejeo, y la reivindicación del desvarío metropolitano, le pongo banda sonora a esos personajazos que se nos vienen apareciendo toda la vida en una esquina para epatarnos con la maravilla de la condición humana. Entiéndase ‘loco’ como una metonimia en su versión más amplia: puede valer un anciano delirante, un borracho, un chaval disoluto, un gitano crecido, un toxicómano, una señora con una bolsa en la cabeza.

Gente loca o gente sola o desesperación urbanita, entrañable o seria a veces, acaso rayana en el alboroto o el delito. Este tango doliente, de amor utópico incomprendido, puede ser tan hermoso como residual. Lo que más me gusta, más allá de la historia de obsesión, es la ambientación: «Porque los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares». Y luego: «Como un acróbata demente saltaré sobre el abismo de tu escote».

A mí me asaltaron varias veces en la infancia y aprendí a discernir entre locos. Por esas tablas y viajes en bus frecuentísimos y curtidores, tengo rangos de tolerancia si se me acercan, por eso de huir del navajazo perro. La ‘Balada para un loco’, aquí interpretada por el ‘polaco’ Roberto Goyeneche, partner de Astor Piazzolla, me retrotrae a esos paisanajes de ciudad llenos de enigmas y locos enternecedores, inquietante cajón de sastre de raterillos o yonquis de riesgo muy relativo. En ese magma, queramos o no, hemos crecido.