Aquí debería escribir, y disculpen la honestidad, cuatro líneas carentes de contenido con el único afán de animarles a seguir leyendo. Aunque disimulemos, ambos sabemos que existe un pacto tácito: yo debo hacerlo porque es una convención mientras que el lector es consciente de que si acaso existe algo sustancial en este artículo no lo encontrará en estas primeras rayas. Llegados a este punto, con la captatio benevolentiae ya en el zurrón, les animo a que se dejen llevar por estas canciones de diferentes épocas y estilos que de alguna manera u otra y para bien o para mal me han acompañado durante el año que acabamos de dejar atrás:

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Arctic Monkeys – A certain romance (2006)

Los Arctic Monkeys se han hecho mayores y por eso este año han sacado un disco adulto, maduro y solemne. Lástima que también sea un coñazo. No pasa nada. Las canciones que parieron cuando eran cuatro chavales barbilampiños siempre van a estar ahí.

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Enric Montefusco – Meridiana (2016)

Lanzo aquí y ahora la confesión más íntima que va a aparecer en este texto: la parte final de esta canción es tan hermosa que su belleza me ha llegado a abrumar.

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The Doors – Strange days (1967)

De alguna manera u otra y sin saber muy bien por qué siempre acabo volviendo a los Doors y a aquellas canciones que tanto disfruté en mis años mozos. Y no me parece mal.

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Beef – La transición (2006)

Manía, rutina o costumbre. Lo desconozco. Pero no puedo vivir en armonía conmigo mismo ni dormir por las noches si en esta lista no incluyo una canción de esas que sospecho que sólo me gustan a mí. Aquí tienen la cosecha anual.

Michael Kiwanuka – I’ve been dazed (2019)

Como buen hijo de la posmodernidad me cuesta escuchar discos enteros. Pero con Kiwanuka he hecho una excepción y me tiene embobado de principio a fin. Aquí sale I’ve been dazed, que es una preciosidad, pero otras podrían ocupar su lugar y mantendrían el tipo. Si leen el artículo entero (aunque lo dudo; ustedes son mis hermanos generacionales) y sólo tienen espacio para quedarse con una idea, que sea la siguiente: escuchen Kiwanuka, copón.

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Rocío Márquez – Anda, jaleo (2017)

No es una versión estricta del ‘Anda, jaleo’ lorquiano, sino una amalgama de versos y sonidos que emocionan y parecen antiguos a la par que modernos.

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Cat Stevens – The wind (1971)

Conocía la canción, pero hasta este año no era consciente de que me gustaba tanto. Mereció la pena esperar.

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Manel – Formigues (2019)

¿Echo de menos a los Manel de los dos primeros discos? Sí. ¿Me gustaba más la etapa del ukelele que la actual? Sí. ¿Me impide eso disfrutar de los nuevos Manel? Pues no, y es que hay que ser muy nostálgico y tener visión de túnel para no reconocer que Formigues o Per la bona gent están a la altura de sus mejores canciones.

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TV on the radio – Walking the cow (2004)

Echaremos mucho de menos a Daniel Johnston, que hace unos meses nos dijo adiós para siempre. Perdemos así a un tipo carismático y con un don innato para crear buenas melodías. Esta versión de TV on the Radio hace justicia a la obra de un artista al que podemos catalogar como único y genuino sin temor a caer en el tópico (o sí, pero qué más da).

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Hazte lapón – Odiar (2015)

Nos ha tocado vivir en un mundo complejo y cada vez más polarizado. Quizás la solución a nuestros problemas sea la que se propone en esta canción: odiar, pero un poco nada más.

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Childish Gambino – This is America (2018)

Segunda confesión de la jornada: a veces me esmero en enterrar prejuicios y hago un esfuerzo suplementario para que me gusten cosas que en líneas generales detesto, como el hip hop. Con ‘This is America’ no fue necesario.

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La buena vida – Viaje por países pequeños (2009)

Una deliciosa canción-consejo pop a tener en cuenta ahora que estamos inmersos en la era de la masificación turística.

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Los Piratas – Inerte (2003)

Otra canción que durante años me ha abrazado para luego abandonarme. Sospecho que por fin ha decidido permanecer a mi lado.

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La Femme – Runway (2018)

Runway fue diseñada no como canción sino como música de acompañamiento en un pase de modelos, dura más de veinte minutos y se podría decir que es bastante parecida durante todo su desarrollo. Y, sin embargo, aquí está. Imagínense si me ha gustado.