El futuro cada vez está más cerca y se parece más a Idiocracy que a Blade Runner. Las formas tradicionales de cultura y crítica se han declarado muertas varias veces y nadie propone un sustituto. La creatividad ha sido secuestrada por programas de plagio a la carta (o «IAs generativas») que inundan de basura una escena ya de por sí saturada. En este entorno de colapso material y anímico, quizá no haya mejor consuelo que abrazar la mediocridad y creer con fuerza en esa grisor que nos visita cada año, quizá lo único estable en esta perra vida. Repasemos y celebremos juntos lo más LoPutoNormal de 2023:
César Fernández-Corroto Martin (La taberna del androide / ThatGameLoop)
· VIDEOJUEGO: Starfield (Bethesda). Bethesda, tenemos que hablar. Entregaste tarde Starfield con la excusa de que era el mejor juego que habíais hecho nunca y que se necesitaba algo más de tiempo para finalizarlo. Ahora, después de vendernos la cantidad de cosas nuevas que íbamos a poder hacer nos hemos encontrado con un trabajo que lo apuesta todo a la cantidad y se olvida de cohesionar sus distintas partes. No me entiendas mal, el producto final es disfrutable pero dista mucho de lo prometido sin entrar en las expectativas disparatadas de algunos fans. “Fallout en el espacio” sonaba bien como premisa, y en 2019 tuvimos ya algo parecido con el muy recomendado The Outer Worlds, aunque ese no lo hicisteis vosotros y su ambición estaba limitada por el tamaño de su estudio. Cuatro años después, y bajo el abrigo de papá Microsoft durante los últimos meses, nos habéis presentado un trabajo que no parece haber entendido lo que la gente buscaba en vuestros anteriores títulos. Y lo que es peor, habéis sembrado dudas sobre si vuestra fórmula fue realmente buena en algún momento y el aprecio de los fans a tus anteriores títulos se debe a su calidad o por el contrario son los jugadores los que aportan su propia metanarrativa mientras juegan a su manera. Starfield hace tantos esfuerzos para contentar a todo el mundo que no sabe en qué aspectos debe poner el acento por miedo a alienar a algún grupo de jugadores. Un juego de exploración no puede estar interrumpido por cuatro pantallas de carga cada vez que queremos explorar las instalaciones de un nuevo planeta, un juego de rol no puede ser tan neutro que te permita aliarte con todas las facciones sin que tenga implicaciones sobre las otras. No habéis querido apostar por ninguno de los estilos de juego que habéis puesto sobre la mesa, y en consecuencia todos se sienten incompletos e intercambiables. 6.5 sobre 10, necesita mejorar.
· ANIME: Edomae Elf (Takebumi Anzai, C2C). Entrando en territorio anime, lanzo una pregunta: ¿Si una serie aspira a ser LoPutoNormal y lo clava, eso no la pondría en una categoría distinta? Esto es lo que ha conseguido este año Edomae Elf. Como antídoto a la avalancha de isekais que abundan últimamente, esta serie plantea un isekai inverso con un grupo de elfas invocadas a nuestro mundo durante la época del Japón medieval y que hoy en día viven en distintos templos de la geografía nipona. Aunque su único poder consiste en la longevidad extrema, los vecinos del barrio visitan habitualmente a la elfa protagonista, Elda, para pedirle favores como a cualquier otra deidad. El problema es que con los años Elda se ha convertido en una otaku con pánico a relacionarse con otra gente, y salvo por la chica que trabaja de asistente en el templo no habla en persona con casi nadie y preferiría estar todo el tiempo con sus miniaturas y videojuegos. Aparte de sus protagonistas fantásticas, el anime es un slice of life sin pretensiones de mucho más, entretenido y con una animación más que correcta. No hay que salvar el mundo, pero sí que se plantea una cuestión interesante aunque sin profundizar demasiado en ella, y es qué pasa cuando tu esperanza de vida multiplica la de los que te rodean. Si este es un tema que te llama la atención, en Sousou no Frieren lo abordan de lleno y es de lo mejorcito de estos últimos años.
Antonio Loriguillo (Animelario)
· SERIE: Frasier (Chris Harris, Joe Cristalli). La bienvenida-aunque-no-solicitada continuación de Frasier (1993-2004) es uno de los mayores misterios televisivos del año. La resurrección del sabihondo terapeuta radiofónico -ahora convertido en celebrity tras rebajarse a presentar un horrendo matinal televisivo de cadena generalista- lo devuelve a Boston, donde tratará de encontrar un puesto en Harvard acorde a su intelecto y de reconciliarse con su hijo (en ese orden de prioridades, Frasier Cane sigue siendo Frasier Cane). Sin embargo, los prometedores escarceos de la serie con la varsity novel, un subgénero siempre bien avenido con la sátira en el mundo anglosajón, quedan interrumpidos por una abrupta conclusión tras solo diez episodios. La falta de tiempo para desarrollar los nuevos personajes hace inevitable compararlos con el genial casting original y con las excéntricas dinámicas entre ellos, capaces de generar momentos cumbre.
· SERIE: La chica de nieve (Jesús Mesas Silva y Javier Andrés Roig). Dos elementos mantienen a flote la primera temporada de esta adaptación del enésimo best-seller noir a la española. Por un lado, una voluntad de estilo con referentes firmes: mientras que la Málaga encapotada y lluviosa puede asimilarse a la sombría ciudad anónima de la costa oeste de Se7en (David Fincher, 1995), el montaje y el uso de formatos audiovisuales obsoletos como el VHS aportan más tensión a los pasajes más inquietantes del argumento. Pero, por encima de todo, destacan unos personajes secundarios convertidos en carismáticos gracias a las interpretaciones de los hermanos Villagrán (Aixa y Julián) y Cecilia Freire, artistas polifacéticos y verdadero patrimonio del audiovisual español de hoy.
· PELÍCULA: The Killer (David Fincher). ¿Puede una medianía de las citadas en esta lista suscitar un visionado compulsivo, en bucle durante semanas? ¿Qué número de repeticiones del final -cuando entra El Tema junto a los créditos finales- puede considerarse “sano”? ¿Hay acaso un opening mejor para cualquier producto audiovisual en este curso? Solo el hecho de plantearse asociar la etiqueta de #LoPutoNormal al último artefacto fincheriano de Netflix lleva a una discusión más apasionante que la propia película. Más allá de remilgos, cualquier adaptación tope gama de las misiones del Hitman 3 (IO Interactive, 2021) con The Smiths de fondo tendrá siempre mi sincero interés.
Víctor Navarro Remesal (Miriorama)
· PELÍCULA: Barbie (Greta Gerwig). ¿Una peli sobre juguetes con dirección de arte artificial y abiertamente kitsch? Para mí, que le rezó a Barbarella, Speed Racer y The LEGO Movie, este podría haber sido el estreno del año. El producto final es una cosa con superficie de comedia pero apenas sin chistes (y con la desfachatez de hacer broma con haber estafado a Hacienda), con un ritmo atascado, mala música, malos bailes y alguna interpretación que la reflota (Kate McKinnon, Michael Cera). Las vueltas al juguete intentan ser a la vez LEGO y Tetris y se quedan en publirreportaje, mientras que el pretendido comentario social es básico (mis sobrinas adolescentes lo encontraron aburridamente simplón) y tan machacado que en lugar de una película parece su videoensayo en YouTube. Además, todo tiene un aire esnob un poco inaguantable. ¿Que la directora cita como referencia a Tati? ¿Sabes quién lo citaba también? ¡El director de Loca academia de policia 7!
· PELÍCULA: Fast X (Louis Leterrier). La trilogía Fast 5, 6 y 7 es una cima de la ultraacción o slaption moderna, pero el éxito infló los egos de Diesel y The Rock y aparecieron los infames contratos con contadores de golpes y otros absurdos. La décima entrega de esta otrora gozadera telenovela es un caos feo, con menos setpieces locas de lo habitual y el villano más irritante de los últimos años. Qué daño ha hecho el Joker. ¿Lo que la salva de la quema? Que John Cena se olvida de cómo era su personaje y se dedica a pasárselo bien (hasta que se lo quitan de en medio con estrategias propias de Mario Kart).
· PELÍCULA: The Super Mario Bros. Movie (Aaron Horvath, Michael Jelenic). La película más segura del año. No ofende demasiado y salimos diciendo “para ser Illumination, no me ha puesto de mal humor”. Las sensibilidades de los americanos y Nintendo casan mal y todo tiene una fricción incómoda, pero salvo el horroroso momento musical de Bowser, los colorines y los sonidetes se dejan consumir.
· PELÍCULA: Shin Kamen Rider (Hideaki Anno). Shin Godzilla es un clásico contemporáneo y Shin Ultraman una de las pelis más interesantes salidas de Japón en años recientes, pero Shin Kamen Rider se pierde en ritmo de compilation film, secuencias de acción poco memorables y un tramo final con los peores vicios del anime postmoderno (angustia, nihilismo adolescente, opacidad cansina). El estilo mola pero no aguanta más allá de, con suerte, el primer acto.
· PELÍCULA: Suzume (Makoto Shinkai). A Makoto Shinkai Your Name le salió de casualidad y lleva años haciendo remakes. Como la crítica occidental está compensando los años de menosprecio al anime y ahora lo celebra todo, Suzume se vendió como la pera limonera, pero este Your Name 3 sólo aguanta por un tramo final (road trip, viaje a las ruinas de Fukushima) enfocado y más humano y porque es sustancialmente mejor que la atroz Your Name 2, o sea, Weathering with You, o sea, Jodiendo el tiempo contigo.
· PELÍCULA: Anime Supremacy! (Kohei Yoshino). Es de 2022, llegó aquí en 2023 y sólo recuerdo que retrata con gracia, aunque con mucha simplificación, la absurda competitividad del mundo del anime. No hay nada más que rascar, pero sigue siendo mejor que ver las series de anime de moda.
· PELÍCULA: Vermin: La plaga (Sébastien Vanícek). Los festivales de terror suelen dejar una colección generosa de infumables y de mediocridades olvidables. Sitges y TerrorMolins son nuestros dealers de loputonormalismo fantástico y de terror, y este año ha habido variedad, desde las mediocres que caen mal (It Lives Inside) a las que se disfrutan y hacen sonreír (There’s Something In The Barn). En el medio de las del medio estaría esta Vermin, que se hace cuesta arriba con su flojísimo intento de cine social y nunca aprovecha su premisa (no ayuda que el concepto recuerde a la enérgica La horda), aunque al menos salen arañas gordas y hay gente encerrada en un edificio, dos ideas que siempre me gustan.
· PELÍCULA: Resident Evil: Death Island (Eiichiro Hasumi). La serie Resident Evil está en un momento creativo fortísimo, con el remake de Resident Evil 4 y las versiones para VR de este mismo y de Village. Eso no va a impedir a Capcom seguir alimentando su línea más montonera, esas películas animadas que parecen malas cinemáticas y que nadie pide. Death Island propone algo así como un Vengadores de su universo con equipo de protagonistas de los juegos clave, pero en ningún momento trasciende las estrecheces de su subserie. Es la más “película de avión” que he visto este año en un avión.
· PELÍCULA: It’s A Wonderful Knife (Tyler MacIntyre). Happy Death Day estuvo de lujo y Freaky fue muy disfrutable, pero esta tendencia de combinar conceptos fantásticos con slashers blanditos y comedia adolescente debería parar hoy mismo. It’s A Wonderful Knife es la última en ponerse a rebufo y por momentos parece que sí, que va a dar algo, pero se queda siempre agusto en su sosez y en su generiquismo. Cuando la distopía se complete y las películas se generen por completo por IAs, esto será lo que veremos.
· VIDEOJUEGO: The Murder of Sonic the Hedgehog (Sega Social Team). Otro de esos juegos-chiste que no hace falta jugar, porque el chiste es que existan. Esto lo financió y regaló Sega, que a estas alturas ya saben de sobras que su mascota es un meme sometido por la gente más extraña de internet, y está sorprendentemente bien acabado, pese a esa escritura adolescente insufrible que ha invadido el videojuego. No es bueno, no lo acabarás, pero si lo instalas for the LOLs le acabarás echando un rato inofensivo.
· VIDEOJUEGO: Gudetama Tap Puzzle (Good Luck 3 Inc.). Una suma que necesito cada año: puzles de acción de móvil, de esos match-3 que consisten en aglutinar cosas y provocar reacciones en cadena, y personajes de Sanrio. Después del de Hello Kitty, Gudetama ha mantenido ese frente en forma. Es exactamente el mismo juego de siempre y no querría otra cosa.
· VIDEOJUEGO: Cats and Soup (HIDEA). Empecé el año probando este idle simpático y volví a empezar cuando Netflix lo incluyó en su catálogo (antes de darme de baja por tratarme como a un criminal por hacer aquello a lo que me habían animado años atrás: compartir mi cuenta). Los gatos son chistosos y las animaciones están bien. Gatos que hacen sopa. Así pasamos la vida los adultos ahora.
· ANIME: Scott Pilgrim Takes Off (Abel Góngora, Science Saru, Bryan Lee O’Malley). Compro totalmente la idea de hacer un Rebuild of Scott Pilgrim, pero esto se ha quedado más cerca de ese horroroso What If…? de la Marvel. La animación es potente (a ver, es Science Saru) pero la idea de cargarse toda la parte de slice of life para cambiarla por subtramas de personajes insípidos (¿alguien es fan de Young Neil?) y tonterías propias del peor fanfiction merecen un palo en el coco. Apenas ningún chiste cuaja y la tendencia moderna de ponerse didácticos y subrayar lo obvio también llega aquí (hay que dejar claro que lo de Scott con Knives está mal). Desestructurado, desenfocado y sin gracia, se salva por la animación y porque los dos últimos capítulos al menos intentan decir algo, aunque ese algo sea la enésima vuelta a lo mal que se les da ser adultos a algunos.
Mateo Terrasa
· PELÍCULAS: Knuckle Girl (Chang), Ballerina (Lee Chung-hyun), Kill Boksoon (Byung Sung-hyun). Las chicas son guerreras. Pero ojalá lo fueran en películas tan divertidas, simpáticas y con tan buenas escenas de acción como las dos Baby Assassins. Ni La chica de las nudilleras ni la Bailarina ni Boksoon consiguen salir indemnes del mal de las “buenas” cintas de plataforma: demasiado estiradas para su propio bien. Todas ellas tienen alguna escena de acción potente, pero también ese tufillo “demasiado digital” que no me permite disfrutarlas como tal vez debería.
· PELÍCULA: It’s A Wonderful Knife (Tyler MacIntyre). Empiezo la ristra de terrores menores con este trasunto de Happy Dead Day meets Qué bello es vivir. Muy blanda, aburrida y sin muertes para el recuerdo. Y hay que currarse más el diseño del malo.
· PELÍCULAS: La monja 2 (Michael Chaves) e Insidious: The Red Door (Patrick Wilson). Las junto porque ambas salen de la escuela James Wan: entretenidos trenes de la bruja sin demasiado chicha. La primera funciona como “monjaexplotation” a la italiana pasada por el filtro Hollywood, aunque con alguna imagen grotesca de agradecer; la segunda la salva el siempre solvente Patrick Wilson… delante de las cámaras, porque su trabajo de dirección es extremadamente flojo.
· PELÍCULA: 65 (Scott Beck, Bryan Woods). Los dinosaurios dan algo de grimilla, pero todo es tan plano y fofo que ni los bichos ni Adam Driver consiguen mantenerme alejado del bostezo en una película que debería ser mi mierda.
· PELÍCULA: Murder Mystery 2 (Jeremy Garelick). Me encantan los whodunit en todas sus formas y colores. El primer Murder Mystery fue un mejor entretenimiento del esperado, pero el segundo es una de esas secuelas perezosas que repite los hallazgos de la primera y no hace mucho más. Aun así, entretenidilla.
· PELÍCULAS: Gerard Butler (Kandahar, Plane). Gerard Butler es un valor seguro de putonormalismo y este año nos ha dado dos magníficos ejemplos: Kandahar es un thriller de acción tan potente como olvidable, pero Plane ya avisa del tipo de película a la que nos enfrentamos: plana, olvidable, normal.
· PELÍCULA: The Roundup (Lee Sang-yong). El bueno de Ma Dong-seok podría ser el Gerard Butler coreano. Cualquier cosa suya te arregla una tarde aburrida, pero recordarlas es harto complicado: principalmente porque ya es difícil saber si ese personaje es el mismo que el de otras pelis o solo está encasillado. Por ello las únicas memorables son aquellas que cambian un poco la fórmula de poli bruto de The Roundup y similares.
· PELÍCULA: Operation Fortune (Guy Ritchie). No recordaba que Guy Ritchie había estrenado película en 2023.
· PELÍCULA: Meg 2: The Trench (Ben Wheatley). Una estirada primera mitad que intenta ser una copia de la fantástica Underwater y una segunda que abraza la locura y la tontería, pero que tiene el problema de hacerse larga y quedarse corta al mismo tiempo. Ojalá una peli de pijos muriendo de formas grotescas por dinosaurios y tiburones y pulpos gigantes. Otra vez será.
· PELÍCULAS: Indiana Jones y el dial del destino (James Mangold). El final es muy potente, pero le falta aventura y le sobran (muchos) minutos y (mal) CGI. Al menos es mucho mejor que todo el cine de superhéroes estrenado en 2023, salvo Guardianes de la Galaxia 3. Y Fast X (así me quito tres pájaros de un tiro).