Si le hiciera caso al chivato de Spotify y su lista de las canciones que más he escuchado en 2019, éste sería un homenaje monográfico a Unloved. Los he dejado en el primer puesto, pero por vuestro bien y por el mío (no habrá que quedar aquí, para la eternidad de internet, como una obsesa) he optado por la variedad. Como siempre, esta lista se ve influenciada por bandas sonoras, viajes, programas de radio, juegos y, este año, por la boda con la mejor música ever®.
Xpectations, Unloved (2016)
Creo que no soy la única que vio Killing Eve y se enganchó a Unloved. Aunque hay muchas otros grupos y canciones que destacan en su banda sonora (vean canción número 5 de la presente lista), creo que Unloved es el grupo perfecto para acompañar a Eve y a Villanelle en su creciente obsesión mutua. “When a woman is around” o “This is the time” también han sido favoritas, pero “Xpectations” creo capta mejor el intimismo de las protagonistas y cómo cambian sus historias con diferentes ritmos y perspectivas.
Suffer for Fashion, Of Montreal (2007)
La boda con la mejor música ever® me hizo bailar y cantar desgañitándome como no lo hacía hace años. Belinda y Matthew han hecho que recupere grandísimas canciones como “Even when the water’s cold” de !!!, a quienes tenía un poco abandonados. Pero a los que no pude dejar de escuchar después de la boda fueron a Of Montreal con su “Suffer for Fashion”. Of Montreal son excéntricos, gamberros, y divertidos. Aunque restricciones temporales pausaron “The Past is Grotesque Animal” antes de lo que tocaba (véase cualquier momento previo a que acaben sus 11 minutos y 53 segundos), esta canción la disfrutamos a 130 bpm por lo menos.
Manifest, Andrew Bird (2019)
My Finest Work Yet es un discazo de principio a fin. Y en este principio incluyo ya la portada con La Muerte de Marat de Jacques-Louis David y Bird en lugar de Marat. He escuchado “Sysiphus” hasta el infinito, recreándome en el existencialismo hecho canción, pero “Manifest” me ha conquistado con la voz melosa de Bird, su silbido, y los violines. Bird, para mí, reconcentrado.
Nothing but a heartache, The Flirtations
No sé cómo ni por qué recuperé “Nothing but a heartache”, aunque creo que no necesita justificación. Con tonos Motown, no falta en recopilatorios de Northern Soul, y parece científicamente imposible escucharla sólo una vez. Algo parecido sucede con el videoclip que tenéis aquí. ¿No os queréis ir a la de ya a una catedral en ruinas a emular el baile?
Roller Girl, Anna Karina (1967)
Killing Eve también fue la responsable de que incluyera “Roller Girl” en mis listas de reproducción y cuando en diciembre se anunció la muerte de Anna Karina no pude evitar pensar un “adiós, roller girl” para despedir a este icono de la Nouvelle Vague.
Bancyouguwa, Shoukichi Kina & Champloose (2017)
La música okinawense ha sido todo un descubrimiento tanto en su versión más tradicional (buscad vídeos de los bailes Eisa) como en su versión más contemporánea. Shoukochi Kina, músico y político de la isla, junto a su banda Champloose, mezcla la música tradicional con rock más occidental y el resultado es algo extremadamente festivo. Siempre conectaré su música al verano y a las Kariyushi, las camisas con estampados típicas de la isla que nada tienen que envidiar a los estampados hawaianos más hipsters.
Woman, Karen O and Danger Mouse (2019)
Karen O y Danger Mouse (Brian Joseph Burton) son dos artistas todoterreno ya por separado y su colaboración no decepciona. Lux Prima, lanzado en 2019, saca a relucir el eclecticismo de Karen O, que abre con nueve minutos à la Air y avanza hacia ritmos más Yeah Yeah Yeahs. “Woman” destaca entre temas más tranquilos. No es una reivindicación, o por lo menos no creo que termine de funcionar como tal, pero ¡qué canción! Aquí os dejo con el vídeo en directo que grabó Spike Jonze en The Late Show with Stephen Colbert. Buena mezcla.
Orange Juice, Stanley Brinks & The Wave Pictures (2014)
Unos seis años tiene el sencillo Orange Juice resultado de la colaboración de Stanley Brinks y The Wave Pictures. Han seguido trabajando juntos y han lanzado discos con títulos más etílicos. Sin embargo, “Orange Juice” me transmite una mezcla de bajona y ternura y su dudosa receta para sobrevivir me parece hasta optimista. Si como dicen, la vida no tiene sentido, quizás la música ayude un poco.
One Way Glass, Manfred Mann (1969)
Seguro que alguno se sabe esta canción gracias a The Prodigy, que cogieron “One Way Glass” de Manfred Mann para su “Stand Up”, muy merecedora en sí, pero este pasado año me he quedado con la original del grupo británico de los sesenta y su mezcla de rock y pop psicodélico.
Rouge no Dengon – Yumi Matsutoya & Yumi Arai (1975)
Mención especial a la canción más amable de la lista. Los años 70 en Japón suenan a puro pop. “Rouge no Dengon” aparece en los créditos iniciales de Kiki’s Delivery Service del Estudio Ghibli y es una de las canciones que se pueden tocar en Taiko no Tatsujin, por si la canción no irradiaba suficiente felicidad por sí sola.
Put a Penny in the Slot, Fionn Regan (2006)
La voz de Fionn Reagan, cantautor irlandés, es íntima y sus melodías, calmadas. Su primer disco, The End of History, fue loado por su tonos folk-pop y por su don para letras poéticas. Nominado a diferentes premios a mí se me escapó en su momento, pero ahí estaba Cillian Murphy en la BBC6 para solucionarlo con un programa especial de música y libros. Y es que Reagan encuentra remedios para los males en la literatura, con menciones directas a Paul Auster y Saul Bellow.
Flowers, Lisa Hannigan (2019)
Por aquí ya han recomendado ver y escuchar The Virtues. Si Víctor incluía “The Crowded Cell” de PJ Harvey, yo me quedo con “Flowers” de Lisa Hannigan. Hannigan una de mis favoritas que ya ha aparecido en listas anteriores de mis 14 canciones, y su voz que susurra y se rompe acompaña perfectamente a The Virtues y su abandono.
When the lights go out, Crybaby (2012)
Escuchar “When the lights go out” siempre me ha hecho pensar que, aunque tenga personalidad propia, es hija de The Strokes y Richard Hawley y sobrina de Camera Obscura y el resultado es una balada indie-pop que me enganchó a principios de año por sus ecos melancólicos y que me he negado a soltar como melancólica que soy.
Paradise has no border, Tokyo Ska Paradise Orchestra (2017)
Si alguna vez os encontráis una máquina de Jubeat, regaládmela, haceos un favor y jugad a esta canción. Este juego de arcade tiene muchas canciones que sólo sé calificar como molonas pero es que “Paradise has no border” hace que te conviertas en una de esas personas que baila mientras juegra apretando botoncicos. Tokyo Ska Paradise Orchestra son una fiesta que cuentan ya con unos cuantos discos ya a sus espaldas y han puesto música hasta a One Piece. Paradise has NO BORDER (negativa con mayúsculas), brinda muchas canciones intrumentales y la canción que da título al disco lo es prácticamente en su totalidad. Supongo que muchos no asociarán su sonido con Japón, pero ya es hora de ampliar horizontes y acordarnos que las fronteras de Japón, aunque las haya, son porosas. En serio, una Jubeat.