Los Sex Pistols sacan un perfume. Huela usted a punk legendario, and God save the Queen. A nosotros nos parece lo más coherente: si tienen un legado tan gigantesco como el de los de Sid Vicious, el gesto más punk es mearse en él y venderlo al merchandising más tonto. Nosotros hemos decidido rizar el rizo: no sacaremos perfume, no formaremos una banda, no tocaremos punk y ni siquiera construiremos un legado mastodóntico. Sólo seremos formalitos, trabajaremos mucho por cuatro duros e iremos a misa de doce. Y, por supuesto, seguiremos recomendándoles tres canciones cada semana.

La elección de V the Wanderer

DELAYS – YOU & ME

Podríamos haberlo tenido todo, tú y yo, podríamos haber llegado a lo más alto, de no haber sido por esta lucha. Y ahora, en este amargo final hasta el que he luchado solo, prefiero pensar que lo tuvimos, que lo conseguimos. Íbamos a estar bien.

El falsete de Greg Gilbert abre paso como una trompeta que anuncia la llegada de la caballería, y el sintetizador dispara oleadas etéreas en todas direcciones: así se empieza un tema y así se arranca un álbum. La batería marca el paso con disciplina y las guitarras se pone en su justo lugar, arracimadas en torno a un sintetizador protagonista y un estimulante estribillo. Y luego está ese puente, que hace lo que un puente debe hacer: apagar el ruido para que podamos escuchar a las máquinas revolucionándose para estallar de nuevo.

Delays, banda compuesta por dos parejas de hermanos, son pura electricidad estática cargada de agudos imposibles, humanos y maquinales, de pequeñas máquinas de movimiento perpetuo como esta ‘You & Me’ que abre el discazo ‘You See Colours’, un fogonazo rock lleno de optimismo por lo que podríamos haber sido.

La elección de Raúl

LAGARTIJA NICK  – 20 VERSIONES

El universo, que es nuestra relación, se resuelve en tres minutos. No más. Fogonazos urgentes, casi punks, con mucho reverb, todo inmediato, adiós sofistificación. Antonio Arias berrea y despacha guitarrazos sin la más mínima concesión mientras Eric Jiménez revienta la batería. No hay otra fórmula en este rock básico, acelerado e inmediato, con aires de locomotora desbocada.

Esta canción está incluida en el disco ‘El shock de Leia’, prácticamente un álbum conceptual lleno de viajes espaciales, cosmos, marcianos y ciencia ficción. La letra no es más que el retrato de una discusión, a vueltas con el concepto de verdad y su consustancial relatividad: tu verdad, la mía, la nuestra, la de ellos, la de una banda sin trampa ni cartón, con cuatro tipos (y una chica, la bajista, señora de Arias) tocando con algo parecido a la furia. Al final, por supuesto, no se resuelve nada, ni en tres minutos, ni en 20 años de carrera de Lagartija Nick, a veces muy lorquianos, a veces neoyorquinos y últimamente intergalácticos.

A mí me encantan todas sus versiones porque tocan rabiosos, a contrarreloj y con el punto exacto de imperfección y suciedad. Los granadinos se juntan con Enrique Morente, con Amaral, con Sonic Youth o con Los Planetas. Y lo mismo se inspiran en Ramon Llull, en Jack Kerouac, en The Times o en Leonard Cohen. Batiburrillo de esencias y una sola verdad: la de estos 100 metros lisos de puro rock.

La elección de Withor

MGMT  – I FOUND A WHISTLE

Hay canciones y canciones. De muchos tipos. Pero fuera de ciertas clasificaciones estadísticas, genéricas, hay algunas que tienen algo especial. Me gustaría saber explicarlo, pero soy incapaz. Escucho una y otra vez ‘I found a whistle’. Le doy vueltas a mi cabeza, leo la letra una y otra vez, busco en wordreference las palabras que no entiendo y le sigo dando vueltas mientras sigo sin comprenderlo.

No sé cual es la extraña conexión que se ha creado entre la canción y mi cerebro. Pero cada vez que la escucho, ‘I found a whistle’ produce una extraña sensación sobre mi ser. Una especie de tranquilidad, paz eterna, la sensación de estar escuchando algo bello, hipnótico, casi me atrevería a decir que mágico.

Paso de analizar nada. De si la música tiene tintes sesenteros, de las propiedades de ese silbato colgado al cuello que siempre puedes soplar cuando te sientes mal. Tampoco tendría sentido. Prefiero sentarme y escucharla otra vez. Aunque nadie más lo entienda, aunque se me catalogue de raro, aunque ea incapaz de comprender que es lo que tiene esta canción que la hace, al menos para mí, tan especial.