Estimado lector: sepa que en su mismo lugar, leyendo las líneas de esta web de perdición, han estado ilustres figuras como Especialistas Secundarios, Christina Rosenvinge o Jose Viruete. Está a hombros de gigantes; La Inercia espera mucho de usted. Y le quiere tanto como a ellos. Tenga aquí estos tres temones para festejarlo.

La elección de V the Wanderer

R.E.M. – I’LL TAKE THE RAIN

Molaba la sensación de llevarte un cedé a casa y explorarlo a ver qué secretos escondía tras sus singles. En un tiempo sin Spotify, sin YouTube, sin MegaUpload, las radios comerciales aún imperaban y los singles tenían sentido. Solían ser las más directas, las más reconocibles, a veces incluso las mejores, pero las olvidadas e ignoradas, ¡ay ésas! ¡cuántas alegrías ocultaban!

Ahí estaba ‘Reveal’ de R.E.M. con ‘Imitation of Life’ sonando por todas partes, casi como si fuera el único tema del compacto. Y llegabas a casa, a tu radiocedé ladrillo, y tras diez cortes descubrías esta dosis de optimismo melancólico, bañada por un sintetizador algo exoplanetario y guiado por una guitarra sincera, casi folk. Y, de repente, el single se borra de tu mente.

Habla del pasado con nostalgia pero también cierta decepción y resentimiento. Habla de una libertad sencilla y ansiada aunque irreal o inaccesible. Pero también habla de encontrar la calma en el drama, en el tiempo de después de, bajo una lluvia que tal vez no sea tan mala si uno la escoge libremente. En el videoclip sale un perro animado viajando a un planeta extraño. Lo mismo.

La elección de Raúl

LOS PILOTOS – CERO EN BLANCO

Lo juro: estaba en el backstage del festival Faraday y allí me arrinconaron el codirector del FIB y el gerente adjunto del Sonorama. Paco Loco me daba de hostias. El bajista de Maga me propinaba puntapiés. “Ésta por la Carrá”, me dijo DJ Amable abofeteándome. Dos dientes fuera. “Y ésta por Raphael”, me asestó un backliner de Lagartija Nick. Cuando estaba a punto de desfallecer, dije: “Perdón, chavales, sé que me he puesto muy cañí estas últimas semanas en el Tres Canciones, que he sido un poco carpetovetónico, pero tengo algo bueno, chicos. Dadme una tregua y veréis”.

Y le alargué a Julio Ruiz un vinilo con el debut de Los Pilotos. Paró la peleílla. Dejé de sangrar. Me empecé a reconciliar con el sindicato indie. ¿Qué hay más alternativo que el grupo paralelo de la banda que enarboló la bandera de la independencia en los años 90? Los Pilotos es un dúo de música instrumental compuesto por Florent y Banin, guitarristas y teclistas de Los Planetas. Me los imagino hasta el nabo de los caprichos flamencos de Jota (grandiosos, por otra parte), y con ganas de meterle mano a la psicodelia, de experimentar con bases electrónicas, de abocar en un proyecto tantas madrugadas pinchando en garitos, ajenos al éxito comodón ‘planetario’, donde la atención mediática ya se presupone. Menos Manolo Caracol electrificado, coño, y más sintetizadores, pensarían.

La búsqueda de expresión les ha llevado a montar este collage de imágenes juguetón y melódico, donde gobiernan las guitarras pero también los soniquetes sintéticos, donde el pop es el cimiento y el edificio un cóctel caleidoscópico en el que todo cabe. Perfecto para tener de fondo, abstraerse, evadirse, conducir o no pensar en nada. Además, está editado sólo en vinilo. ¿Acaso, condenados indies de la postmodernidad, no me he ganado ya vuestro perdón? Que os den, si no es así.

La elección de Withor

QUEEN – THE MARCH OF THE BLACK QUEEN

Queen es como Coldplay: a todo el mundo le gusta. Son raras avis. Si te gusta la música comercial, te gustará Queen. Si te gusta el indie, también. Si Camarón de la Isla es tu ídolo, no hay problema: Queen también te gustará. Son grupos que consiguen aunar la comercialidad, sonar bien, con hacer cosas diferentes. Tan simple como eso. A mí, sinceramente, nunca me ha dicho gran cosa Queen, y diría que están sobrevalorados. Tiradme piedras. Reconozco que quizás porque sólo conozco sus grandes éxitos, y las cosas como son, están quemados, más que Troya.

Por eso me quedé sorprendido cuando hace unas semanas me topé, casi por casualidad, con ‘The marck of the black queen’. ¡Cojones! -exclamé-. ¡Vaya temazo! -proseguí-. Y empecé a repasar entre los cerca de veinte ‘greatest hits’ de Queen y vi que no aprecía en casi ninguno. Y no recuerdo haber mantenido ninguna conversación con algún fan y que me dijera: Tio, tienes que escuchar este tema, es un melocotonazo de miedo. En definitiva, es una canción, en parte, olvidada por la masa.

Lo más curioso es que tiene muchas similitudes con la consensuada obra maestra del grupo, ‘Bohemian Rhapsody’. Iré más lejos: creo que esta canción tiene una estructura más original y complicada, los coros están -incluso- más conseguidos y, en general, tiene los mismos argumentos que ‘la otra’ para ser considerada como una obra maestra. Una ha pasado a la historia, y la otra es historia. ¿Qué diferencia a la rapsodia bohemia de la marcha de la reina negra? Musicalmente, nada. ¿Por qué una sí y otra no? Eso, mis queridos amigos, es algo que creo que nunca sabremos.