¿Que Megaupload qué? ¿¿Que el Napster qué?? ¿¿Y el Audiogalaxy, también lo han quitado?? Bueno. Que no cunda el pánico. Nosotros, previsores que valemos por dos, tenemos desde hace años un búnker con miles y miles de cassettes.
La elección de Withor
BRUCE HORNSBY – THE WAY IT IS
Entro a la redacción y veo al jefe más excitado que de costumbre, lo cual me preocupa. Los peores temores se me abalanzan y no puedo evitar un fuerte suspiro: hoy volverá a ser un día duro, muy duro. Pero no. La excitación proviene de la vertiente positiva. Y no es para menos. El jefe me lo explica así: ‘Hoy, después de 25 años, he descubierto el título de una canción que me encanta, y por fin la podré escuchar cuando quiera’.
Me empatizo con él y la situación. Y es que recuerdo el placer que proporciona ese momento. Saber que ese temazo que sólo podías gozar cuando sonaba por la radio o de fondo en la televisión, ahora será tu esclavo y lo sodomizarás, cuando quieras y donde quieras. De todos modos, para mí ya es una reliquia del pasado. Con Google a mano, o inventos como Shazam, que te guste una canción y no puedas descubrir su origen durante 25 largos años, es imposible. Por eso, entiendo la alegría del jefe. Es más: si yo fuera el protagonista de la historia, mi estado sería incluso más catatónico.
¿La canción? Bruce Horsnby – ‘The way it is’. Casualmente, típica canción, como la que recomendé hace unas semanas, que todo el mundo conoce, puede tararear, los más atrevidos cantar, pero nadie sabe su autor ni su título. Ahora el jefe ya lo sabe. Que la disfrute, por muchos años.
La elección de V the Wanderer
DJANGO REINHARDT – LA MER
Ando estos días paseando mis miserias por las calles de la submarina Rapture, desarrollando allí el noble ejercicio de dispararle a cosas. Mientras le avío un golpe en toda la cresta a un malnacido mutante, me dejo enamorar por la cuidadísima ambientación de esta distopía llena de (restos de) vida. Carteles propagandísticos, bombardeo de ideas subjetivistas y gramolas activas aquí, allá y acullá. No vean qué musicaza ponen, todo con mucho swing, jazz viejuno, sonidos de décadas muertas. Evocadora del copón; y entre todas destaca esta interpretación de ‘La Mer’ a manos del maestro Reinhardt.
Se mezclan en mi agitada tiesta las arquitecturas fracasadas de este ‘Bioshock’, el tema original de Trenet («la mer», maldita bicha cambiante y caprichosa), las noches de Dixieland (ese festival que, como casi toda la cultura, está a punto de estirar la pata), la adaptación archiconocida de Darin (no, no era Sinatra; hay otros crooners) y un sueño en el que, con el viejo Django de fondo, me convertía en Big Daddy y paseaba tan tranquilo por el barrio. No es poca paramusicalidad.
La elección de Raúl
THE KNACK – MY SHARONA
Sí hombre, sí, The Knack, que editaron mogollón de discos. Imposible elegir una canción de entre todo el repertorio pero hoy, que vengo originalísimo y one hit wonder, me quedo con ésta que sirvió, lo recordarán, de sintonía para aquel anuncio noventero del Opel Tigra. La rebeldía con desparpajo, la juventud briosa o el vigor adolescente son las etiquetas, desfasadas o infantiles hoy, que ya empezamos a estar para no comernos el mundo. Hablamos, pues, de un clasicón contaminado por la publicidad, erosionado por el desgaste y lastrado, para rematar, por una letra obviable de amor que dice bien poco; devaluado, en esencia, por las mil escuchas catódicas y hertzianas desde que viera la luz en 1979.
Pero ahora abstráiganse, olviden lo que saben y libérense de prejuicios. ¿No ven aquí acaso los cielos un temón rock de libro? El martilleo percutor de la batería marcando el ritmo, la voz festiva y del montón, la progresión, el bombeo instrumental, el derroche guitarrero y el riff generador de todo lo demás. Pero, sobre todo, redescubran en tan popular y viejo himno el brutal giro en el 2’40’’: la canción cambia por completo hasta lo irreconocible con la excusa de la borrachera del solo, vertiginoso y desbocado hasta que allá por el 4’15’’, después del paréntesis enloquecido, el tema vuelve por sus fueros, retomando el sístole y el diástole a los bombos y aquí no ha pasado nada, más allá del recital de power pop.