¿Qué tienen en común un rapero de Senegal, un tipo solterón y acabado de 38 años japonés, dos presentadores estrella que se quedan embarazados, un VIP israelita con depresión existencial y dos suecas chabacanas que utilizan a los hombres como objeto? Que la Inercia va a hablar de ellos, sí. Pero ¿por qué? Pues porque son algunas de las piezas fundamentales de la nueva edición del Miniput 2015, una muestra acelerada sobre programas innovadores que triunfan en televisiones públicas de todo el mundo y celebrada el pasado 28 de diciembre en las instalaciones del Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCB).

Como ya es tradición, un inercio se infiltra entre las hordas de estudiantes, profesionales de la televisión y académicos para quedar atónito, sorprendido, o incluso, aburrido con algunas de las proyecciones mostradas. Pero vayamos por partes, a desgranar un poquito qué dio de sí la cosa, que sino el lector se nos pierde.

mni2Male Birth

El Miniput 2015 empezó fuerte. Male Birth, protagonizado por los presentadores daneses Emil Thorup y Thomas Skov, nace de una estrambótica idea: ¿y si simuláramos el parto en dos hombres? Pues nada, manos a la obra. La cadena DR3, además, decidió programar las cuatro horas que duraba la grabación en un sólo día, favoreciendo la interacción en las redes sociales del público. Los daneses, según explicó Thomas Skov, presente en la sala, reclamaban más dolor, mientras que las danesas, se compadecían. Ya ven, compadres, cómo está esto del género. Y toda la ensalada audiovisual aliñada con toques de humor, de sarcasmo hacia el sufrimiento de dos paletos que aceptan pasar esa prueba. La cosa es que la media hora proyectada entusiasma, pero claro, imagínense viendo eso durante 4 horas. ¿Ustedes aguantarían? Yo tengo mis dudas.

Tras dar a luz el primer programa, el inercio infiltrado decidió tomar un café, con la consiguiente desastrosa causa: perderse a un señor senegalés que adoctrina a las masas con noticias de política rapeadas. Me dijeron que era curioso. No tanto lo fue, ni mucho menos, la siguiente propuesta: Benefits Camp, un reality-show con capítulos de media hora que se emitió en 2014, en la cadena holandesa NPO3. Las masas de jóvenes comunicadores se alzaron al unísono para criticar el concepto del programa. Unos vagos holandeses de baja clase, de esos que han ido a la universidad de la vida, se embarcan hacia el supuesto idilio de unas vacaciones y finalizan en un campamento de trabajo. Vamos, una especie de Hermano Mayor. Dejando de lado la evidente ideología neoconservadora, Benefits Camp tampoco aporta nada en cuanto al formato, es todo previsible y convencional, producto perfecto para una Telecinco o una Antena 3 en horas bajas.

miniEl exorcismo

Quizá uno de los programas más sorprendentes fue Finding Independence, una serie documental emitida en la cadena japonesa NHK y que sirve para dar voz propia a las diversas problemáticas derivadas de una sociedad apasionante y excéntrica a la vez. El concepto es alentador: cualquiera puede convertirse en director de su propia historia. Supongo que habrá algún filtro que otro, pero lo que vimos en pantalla era la triste trayectoria de un soltero japonés de 38 años, Hiroaki Sato, que aún vive en casa de sus padres, al no ser capaz de generar un sueldo, y que tendrá que tomar una decisión después que su padre, de 72 años, pierda el trabajo de toda una vida. Algunas escenas son ciertamente desgarradoras, como cuando la madre explota ante el hijo, amenaza con suicidarse y le espeta que su fantasma le perseguirá toda la vida. Son japoneses, son extremos.

El documental-realidad fue una de las grandes apuestas del Miniput 2015, y de hecho, la siguiente propuesta también se enmarcaba bajo este formato. Un grupo de estudiantes chilenos explican ante las cámaras de TVN (12 Grade) cuáles son sus inquietudes en el último año de instituto, justo en el momento de dar un paso clave en su vida, hacia la universidad o el trabajo físico. El programa sería una especie de Física o Química, o más recientemente, un Merlí, pero escapa del maniqueísmo y los tópicos de adolescentes para construir un gran retrato de personajes. Los jóvenes también son personas con inteligencia, miedos y pasiones, no sólo están embobados en la pantalla del móvil, el tabaco y las cervezas. Un mensaje real que en ocasiones estremece.

mini3VIP

La sesión de la mañana no daba para más. Y la tarde empezaba con más de lo mismo: simulaciones de la realidad. Tres profesores de física y química noruegos colgaban el cartel de Children no access en su instituto ficticio para someter a los objetos a absurdos experimentos, no al estilo de Pablo Motos pero casi. En teoría, el formato debería servir para enseñar ciencia, pero los conceptos son confusos para un público neonato y al final todo se resume en a ver qué explosión más gorda puedo provocar. En cambio, el inercio sí que da su visto bueno a la siguiente propuesta, VIP, una sitcom-dramedia israelita que desgrana la angustia existencial del actor más famoso del país. El arco narrativo del protagonista parece atractivo, aunque habría que ver cómo evoluciona a lo largo de los capítulos.

Para no variar, el Miniput seguía con las dosis de docu-realidad. Esta vez, la cámara estaba en manos de cinco estrellas danesas de realities que se han visto engañadas y decepcionadas tras sus apariciones televisivas. Admitámoslo, el concepto da perecísima. Pero el resultado resulta interesante. Es un puñetazo en toda la cara a la basura telecinquera, del estilo Gandía Shore, que capta a objetos humanos para modelarlos bajo sus propios parámetros y que luego los devuelve a la sociedad como juguetes rotos. Y lo que resulta más interesante: el realizador Magnus Bardeleben, un danés de 28 años, defendió con vehemencia la necesidad del programa como crítica social. Lo compro.

Tras horas de proyecciones, tocaban las sesiones dedicadas a los Webdocs y a la cata de nuevos formatos. Dos secciones que rompen la dinámica, convertidas en pura anécdota. De las dos, lo más destacable provenía, como no, de Dinamarca. Los daneses tienen las santas hueveras de encerrar a quince mujeres y un hombre en un castillo para que participen, atención, en una competición de ganchillo. Y el resultado, además de ser risible, es sorprendente. En la cata vista, por ejemplo, las participantes deben coser una pieza de ropa, en menos de una hora, que tenga un significado simbólico en su vida. Posteriormente, un jurado evalúa las propuestas y va eliminando concursantes. Ya saben las abuelas españolas cuál será su programa favorito en breve.

mini4Boobs to the wall

El exorcismo televisivo -gran anuncio del Miniput 2015 que merecía aplausos continuos al estilo Sitges- llegaba a su fin. Para el inercio sólo quedaba observar las surrealistas y absurdas aventuras de dos hermanas feministas y políticas suecas, Bianca y Tiffany Kronlöf, que protagonizan lo que parece una interesante webserie. Y se preguntarán, ¿por qué se emite en el Miniput si es un producto youtuber? Pues porque tras el éxito conseguido en la red, la cadena SVT decidió apostar por las dos jóvenes, dirigidas por Sara Haag. Digamos que el producto es una especie de caca, culo, mierda, coño, de mujeres con gracia, que convierte a los hombres en meros objetos sexuales. El título ya lo dice todo: Boobs to the wall.

La cosa ya no daba para más, aunque al Miniput 2015 todavía le quedaba la sesión especial dedicada, precisamente, a los youtubers, con presencia del director de BTV, Sergi Vicente; el confundador de 2btube, Joan Carles Martorell; el youtuber Rush Smith, y el responsable de nuevas pantallas de MinoriaAbsoulta, Oriol Jara. El inercio salió del CCB con satisfacción moderada, demasiada realidad simulada junta en un solo día, alguna buena y otra no tanto. Oiga usted, aquí es que somos más de ficción, de inventarnos absurdidades.