La crítica especializada de videojuegos es el único terreno donde menos de un 8 sobre 10 supone la humillación absoluta. Luego están los jugadores que puntúan a base de dieces y ceros, porque ese exclusivo de su consola es Cristo hecho píxeles o porque ahora se dan cuenta de que Call of Duty es lo mismo cada año. Nosotros seguimos reivindicando la zona media, el aprobar raspado, el bien sin fanfarrias, los juegos de echar el rato entretenido y no sufrir mucho con los defectos. Ahí van siete de este 2013.
Rain (Acquire/Sony, PS3)
Los videojuegos pueden ser arte… si el arte se entiende como ir de sensible y profundo.
El concepto es de un aplaudir muy fuerte: encarnamos a un niño invisible al que sólo revela la lluvia y debemos huir de nuestros enemigos refugiándonos bajo techo. La ambientación también es evocadora y potente y encima usan bien las Gymnopedies de Satie. El asunto se tuerce con un diseño simplón, como de tutorial constante, y una narración redundante y lentorra. Aspiraba a ser Ico bajo la lluvia y se queda en Ico aguado.
Metal Gear Rising: Revengeance (Platinum Games/Kojima Productions, Ps3/X360)
El enemigo final es un senador mazado. Occupy Metal Gear.
Admitamos ya que el subtítulo es lo más tonto que le ha pasado a la lengua inglesa desde que alguien bautizó a un superhéroe como Matter Eater Lad. Admitamos también lo desbarrado de su narración y los insulsos excesos típicos de Platinum Games, pero no neguemos que es una cosa frenética, hiperquinética, y que llevar a ese Raiden unleashed es todo subidón de energía. Es una pena que intente enmarcarse en la inmensidad de los Metal Gear, pero pasen de cánones y universos y líense a cortar cosas. Pudo haber sido mejor pero también, según asegura Kojima, mucho peor.
Castlevania: Lords of Shadow – Mirror of Fate (Mercury Steam, 3DS)
«Get over here!»
El subtítulo del subtítulo suena ya a solución homeopática, pero nosotros andábamos ilusionados con la idea de un Castlevania 2D que continuara el maravilloso Lords of Shadow. La estética feúna y la historia intranscendente nos bajaron el trempe de golpe. Además, el diseño repetitivo y pastoso hace que C:LoS-MoF (uf) no se decida entre el modelo clásico y el metroidvania: esta obra de Mercury Steam acaba sin tener claro qué clase de juego era. Pese a todo, no está mal: hay algún momento bien resuelto, ideas felices y la siempre agradecida música de Óscar Araujo. Castlevania regulín: nada nuevo, por desgracia.
Sonic: Lost World (Sonic Team, WiiU/3DS)
Que a lo mejor ya es hora de conformarse con juegos de Sonic del montón.
Dice el consenso que Sonic es un mal chiste desde hace lustros, pero la verdad es que a nosotros Generations nos pareció de lo más resultón y Colors tampoco es cosa mala. Esta nueva entrega sigue sin chichá ni limoná pero al menos queda lejos del fondo del pozo que supuso Sonic the Hedgehog (2006). Y encima es guiño-guiño a Sonic Xtreme, killer app de Saturn que aún andamos esperando. Pues eso, que seguimos soñando con el renacer de Sónico el Puercoespín.
Dead Space 3 (Visceral Games, PS3/X360/PC)
No te avergüences, Isaac, que tampoco es para tanto.
El primero acojonaba pero era básicamente la misma secuencia repetida diez o doce veces, no nos engañemos. El segundo fue un salto bravo, narrativizándose a lo Uncharted (¡qué set pieces!), dándole candela a la acción y manteniendo, ojito, el acojono. Poca broma: se convirtió en uno de nuestros favoritos de la generación. El tercero, por aquello de sorprender, descarrila en lo ficcional y lo jugable, con vueltas y volteretas innecesarias a una historia que pide a gritos ser más sencilla y un diseño coñazo de third-person shooter genérico. Un gran puesvale.
Remember Me (Dontnod/Capcom, PS·/X360/PC)
Héroes de espaldas pero que miran con severidad: la cosa va en serio.
Ese nombre bien podría ser la súplica de un juego normalero por subrayar sus virtudes, y no estaría errado. El concepto es gordo (cyberpunk, manipulación de recuerdos para resolver casos) y podría haber roto moldes de no ser por un control de aquella manera y una historia de las de arrugar el gesto. Lo ha intentado y por eso destaca en la mitad de la tabla. Esperamos la secuela que pula, al fin, la ejecución de esas ideacas.
Todo el catálogo de la next-gen
Tampoco nos vamos a sorprender ahora porque de entre todo el catálogo de PS4 y Xbox One (¡Xbone! ¡Risas!) no haya un solo juego que nos haga salivar. Cada generación se estrena con poco más que refritos y demos técnicas y tarda un añito en acumular material reseñable. Lo que sí harta es el abuso de shooters militaristas del montón, juegos de coches, de fútbol y de todo eso que no son monstruos gigantes, roboces y tortas. Están por ahí Dead Rising 3 (poco más que una expansión) y Killer Instinct, pero no justifican sacrificar vírgenes ni virginidades. Hablamos el año que viene, si eso: nosotros aún tenemos medio catálogo de PS3 por jugar.