Hay decisiones que cambian tu vida para siempre. En el caso de Jorge Figueroa y Estefanía Benítez, el acontecimiento que marcó un antes y un después consistió en abandonar su Extremadura natal para irse a trabajar a Londres durante tres meses. Un trimestre fuera de casa que se ha acabado alargando diez años. Durante esta década de travesía han hecho de todo, y en el último año han dado un paseíto en el que han visitado más de quince países. Y para que sus familiares y amigos no se perdiesen ni un detalle, relataron su aventura en el altamente recomendable blog ‘Sin un rumbo fijo’, que será muy útil para aquellos que también tengan ganas de coger la mochila y dar una vuelta al mundo. ¿Valió la pena la experiencia? Ellos mismos nos lo contestan.

 

-Renunciar a vuestros trabajos, abandonar vuestra casa y vuestra cómoda vida de clase media y dar la vuelta al mundo durante un año. ¿Fue una decisión reflexionada o improvisada?
La verdad es que la idea nos estuvo rondando la cabeza durante mucho tiempo. Bueno, siendo sinceros, le estuvo rondando a Estefanía por la cabeza. Lo valoramos durante varios meses pero nunca nos decidíamos a dar el paso, hasta que un día, enfrente de un arroz negro y una botella de vino a orillas del Mediterráneo, lo hicimos: decidimos irnos a dar una vuelta al mundo.

 

-Muchas personas tienen el deseo de dar un giro a su vida y emprender una aventura como la vuestra. ¿Por qué creéis que a la hora de la verdad son tan pocos los que dan el paso?
Es sencillo. El ser humano es muy reacio a los cambios, nos sentimos incómodos saliendo de nuestra zona de confort y asumimos que lo correcto es lo que la sociedad dicta: nacer, jugar, estudiar, trabajar, casarte, tener hijos y morir… La vida va mas allá de un patrón preestablecido, la vida es hacer lo que quieras cuando quieras, respetar y ser respetado, y sobretodo aprender. ¿Sabéis que es lo único que un banco o un gobierno no te puede quitar? Las experiencias vividas.

 

-Tomar una decisión así, ¿no tiene un pequeño componente de locura?
Como se dice por nuestra tierra, “hay que estar algo zumbao” (risas). Muchas decisiones arriesgadas están basadas en pocos hechos factibles, mucha ilusión y algo de locura, pero, tirando de topicazo, quien no arriesga no gana.

 

-¿Existe realmente el ‘Síndrome del viajero’?
Sí que existe y es como una espiral incontrolable. Muchas veces, estando solos o con amigos, nos da por pensar que hace diez años solamente habíamos estado en Portugal, por la proximidad que tiene a nuestra tierra, y ahora ya hemos recorrido más de 35 países. Pero no es el número de países que recorres, es el número de culturas que conoces, los amigos que haces por el camino, la comida tan diferente que pruebas, etc.

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-La noche antes de empezar este gran viaje, ¿qué pensamientos aturdían vuestras cabezas?
Fue un poco extraña. Pasamos el día despidiéndonos de la familia y la noche la dedicamos a hacer la mochila. La tristeza que nuestras familias desprendían mientras interiorizaban que nos íbamos por mucho tiempo chocaba directamente con la sonrisa pronunciada que teníamos en nuestra cara. Aunque cuando les mirábamos, se nos partía el alma.

 

-Durante vuestro viaje habéis conocido a varias personas que habían decidido dar la vuelta al mundo. ¿Qué tenéis en común con ellos más allá del mutuo afán aventurero?
Buena pregunta. No nos habíamos parado a pensarlo fríamente. Ahora, haciendo memoria, creemos que es la forma de ver la vida. No tener ataduras y vivir como te dé la gana. Con esto nos referimos a no estar atados a hipotecas, rutinas incoherentes, etc.

 

-Se me acaba de ocurrir una idea curiosa. Os voy a ir citando todos los países que habéis recorrido y me tenéis que explicar alguna cosa sobre ellos. Puede ser una anécdota, algo que os haya impactado ya sea positivamente o negativamente, una valoración global, un detalle que os llamo la atención o lo primero que se os pase por la cabeza… ¿Jugamos?
Venga.

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-Bolivia.
Mucha angustia. La altura nos superó en casi todo momento y cualquier actividad cotidiana se convertía en un deporte extremo. A Estefanía en más de una ocasión llegó a suponerle un gran problema debido a su condición de asmática.

 

-Perú.
Todo el mundo piensa que el Machu Picchu es la joya de la corona… Y sí, es cierto. A todos les invitamos a que hagan el Camino del Inca o cualquier otro trekking que finaliza en esta ciudadela. Se darán cuenta de que todavía hay muchas maravillas por descubrir.

 

-Ecuador.
Inseguridad. La capital de este país ha sido probablemente el único lugar donde realmente hemos sentido peligro. De hecho, ahí sufrimos el único robo de nuestras vidas.

 

-Colombia.
Amabilidad, historia, hospitalidad, hermosura, generosidad, buena comida, paisajes impresionantes… así podríamos seguir el resto de la entrevista. Sin duda, uno de los países que más nos ha gustado y al que volveremos.

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-Argentina.
De nuevo como en casa. Era la segunda vez que pisábamos estas tierras y nos volvió a encantar. A destacar, sin duda, el asado argentino.

 

-Brasil.
¡Menos trabalho e mais carnaval! (risas). Es impresionante cómo el país vive para esta fiesta. Nos dejó sin palabras.

 

-Chile.
Todo en uno… montaña, volcanes, lagos, desiertos, glaciares, ciudades históricas. Nos sorprendió muchísimo para bien, ya que no nos esperábamos que Chile fuera de esa manera. A parte de esto, tuvimos la suerte de hacer amigos de esos que son para toda la vida.

 

-Nueva Zelanda.
Paraíso natural. Nunca olvidaremos los atardeceres o amaneceres en la caravana que alquilamos para recorrer el país. Es un lugar en el que los 360 grados que te rodean son pura naturaleza y nos fue imposible encontrar a alguien que fuera mala gente o que tuviese un mal gesto con nosotros. Entre los viajeros era una broma porque los neozelandeses son por natura “buena gente”.

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-Australia.
Memorias… Volvimos a este país, bueno en realidad sólo a Melbourne. Cuando estuvimos en 2008, nos enamoramos de esta maravillosa ciudad.

 

-Malasia.
Nos enamoramos de Georgetown y de su arte callejero.

 

-Vietnam.
Explotación turística extreme. A pesar de la belleza natural e histórica que alberga, es muy heavy el desarrollo turístico descontrolado que ha sufrido.

 

-Camboya.
Los niños de este país. Dicen que el país de las sonrisas es Tailandia, pero eso se afirma porque no se conoce Camboya. Dicen que el país tiene una media de edad de 29 años. Hay niños por todos lados y siempre con una sonrisa y dispuestos a jugar contigo, no a pedir dinero.

 

-Laos.
Aquí hicimos un voluntariado que nos marcó mucho para el resto de nuestro viaje. Los niños a los que estuvimos ayudando con su inglés nos sorprendieron y se creó una bonita amistad fugaz. Les prometimos que volveríamos.

 

-Myanmar (Birmania).
El gran descubrimiento de #lavueltaalmundoSURF. Autenticidad sería la palabra con la que describiríamos este país.

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-El último: Tailandia.
Turismo masivo. Si en la famosa calle de Kaoh San Road en Bangkok ponen ‘Paquito el Chocolatero’, se monta una fiesta impresionante… Está repleto de españoles. Fuera bromas, pedimos que la gente tenga conciencia animal cuando viaje a este país. Hay bastante turismo basado en la explotación animal: elefantes cargando turistas, tigres sedados para hacerse fotos… No alimentemos esta industria, seamos conscientes.

 

-¿Qué país os ha sorprendido más? Aquel del que no esperabais gran cosa y ha acabado siendo un descubrimiento.
Camboya, sin duda alguna. Es más, nuestra idea era ir solamente a Angkor Wat debido a los comentarios negativos que habíamos escuchado durante los meses previos. Al parecer era un país peligroso y en el que tenias muchas cartas para que te robasen. Completamente mentira. Hay que tener los cuidados como cuando se pasea por la Rambla en Barcelona, nada más. Desde que llegamos hasta que nos fuimos sólo vivimos buenas experiencias y nos topamos con buena gente. De hecho, también hicimos #reto8cho en Siem Reap para ayudar a los más desfavorecidos.

 

-El filósofo francés Taine escribió que “viajamos para cambiar, no de lugar, sino de ideas”. ¿Es cierto? ¿Sois personas diferentes a las que se marcharon hace un año?
No le falta razón. Somos algo diferentes respecto a hace un año. Ahora no tenemos reparo en reñir a alguien en la calle por ensuciar el mundo en el que vivimos, nos tomamos la vida con más tranquilidad, disfrutando de cada momento y no aplazando planes. Somos amantes del imprevisto y hemos aprendido a dejar nuestro yo materialista de lado. Vivimos en una sociedad consumista que nos controla en todo momento.

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-¿Y qué me decís del mundo? ¿Vuestra percepción del planeta y de la humanidad es la misma o tenéis una visión distinta?
¿Se puede decir en vuestro medio que el mundo está hecho mierda? Esperemos que sí… ¡El mundo está hecho mierda! Las personas no se respetan entre ellos y sobre todo no se respeta el entorno. Esto se debe a la falta de conciencia de la gente y al crecimiento del turismo masivo descontrolado. Hay muchas ONGs y empresas que intentan ayudar a muchos países en vías de desarrollo, pero se lanzan en proyectos con una buena intención sin antes formar a los locales. No se puede poner una planta de reciclado en la capital de Camboya si no se educa a la gente a no ensuciar las calles y a separar residuos. Hay mucho trabajo que hacer y es un tema en el que nos gustaría invertir más tiempo en futuros viajes.

 

-Decidme si este tópico es cierto: viajar por países sudamericanos es peligroso.
¿Es peligroso viajar por España? Todos contestaríamos que depende. Pues en Sudamérica sucede lo mismo. Depende de dónde vayas, a qué horas, y con qué. A mí no se me ocurre pasear por las Ramblas de Barcelona a las tantas de la madrugada con una cámara de 1000 euros colgada al cuello. ¿Por qué se me iba a ocurrir en Buenos Aires, en Santiago de Chile o en Lima? Hay que tener los cuidados básicos. Y es verdad que puede haber situaciones incómodas, pero nosotros no notamos que el continente fuese peligroso. Evitando zonas conflictivas, no debería suceder nada.

 

-Y otro tópico: las personas más pobres son las más generosas.
No creemos que sea una frase cierta. Hay gente más pudiente que es muy generosa. Simplemente, cuando viajamos es más fácil toparnos con gente de menor poder adquisitivo que con gente rica. Tenemos que dar las gracias porque todas las personas que nos han ayudado, fueran de menor o mayor poder adquisitivo, se han portado de diez con nosotros.

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-El último: como en España no se come en ningún lado.
Es probablemente la frase más cierta que existe en el mundo. ¡Cómo hemos echado de menos nuestra comida! Incluso hacíamos mucho couchsurfing intercambiando tortillas de patatas, ensaladas, etc. por alojamiento. Aparte de que la dieta mediterránea es muy variada y sana, es la comida con la que hemos crecido, por lo que echarla de menos inevitable.

 

-Explicadme tres momentos que hayan sido verdaderamente especiales o impactantes, aquellos que no olvidaréis jamás.
Uno de ellos sería en Laos, el voluntariado de una semana que hicimos en el MK School Center apoyando a los niños con sus clases de inglés. Otro sería el mes que pasamos por la isla sur de Nueva Zelanda en caravana. Y por último destacaríamos el #reto8cho que hicimos en Siem Reap, Camboya.

 

-Imaginad que después de leeros alguien decide imitaros y dar la vuelta al mundo. ¿Cuáles son los consejos básicos que le daríais?
Primero de todo se deben hacer una pregunta simple. ¿Quieres salir de tu zona de confort y viajar durante un año sin saber dónde dormirás, qué comerás o a quién conocerás? Si la respuesta es negativa, que no se molesten; ahora, si es positiva, que nos llamen que les ayudamos a hacer la maleta. Los consejos más importantes: llevad un buen seguro, leer y estudiar un poco antes de entrar en un país porque lo que para nosotros es normal a los locales les puede ofender y, lo más importante, abrir la mente.

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-Voy acabando. Pero antes, por si a alguien no le ha quedado claro, ¿por qué os gusta tanto viajar?
Es difícil explicar un sentimiento. Para nosotros es adictivo, y una vez empiezas es complicado parar. Las situaciones que vivimos, la gente que conocemos, los lugares que visitamos son los que llenan nuestras mochilas en cada viaje… y es lo que menos pesa (risas).

 

-Y ahora sí, la última. Después de un año viajando, y de casi una década lejos de vuestras familias, acabáis de regresar a casa. ¿Y ahora qué?
Pues ahora a adaptarnos de nuevo a nuestra región y comenzar una nueva etapa que nos tiene muy ilusionados. Somos conscientes de que hemos cambiado mucho, pero a la vez queremos aportar muchas cosas nuevas y diferentes a nuestra tierra, al menos por un tiempo. Luego, ¿quién sabe? Como bien sabes, vamos Sin Un Rumbo Fijo.