En menos de un mes entrevisto a los dos Chimos más populares que han salido de Valencia en los últimos 30 años: Ximo Puig, presidente de la Generalitat, y Chimo Bayo, inefable dj y showman, figura imprescindible del techno español de los 90, entre la caspa, la nostalgia y el incontestable éxito. El responsable de canciones como ‘La Tía Enriqueta’, ‘Así me gusta a mí’ o ‘Bombas’ habla en tercera persona, reivindica su legado y su presente y parece en constante ebullición. Paladín de la movida valenciana, está de celebración y aún se deja ver por las salas pinchando con ese traje de algo así como policía intergaláctico, con su micrófono y sus luminiscencias, casi como retrato de una época mítica a la que rendir homenaje constante.

Chimo Bayo sigue en danza. 

Y en un momento muy entrañable para mí, porque estoy celebrando mi 35 aniversario. Hago sesiones que incluyen mis canciones más conocidas, y otras que no conoce nadie, porque voy a sacar cosas nuevas al mercado. Mis actuaciones son una pequeña visión de lo que me gusta a mí como música, grupos como 242, Chemical Brothers, Underworld… Son sobre todo mis temas en directo, conmigo, con mi sesión de dj siempre muy interactiva con el público, que suele pasar un rato genial. Estoy muy contento.

¿Te va bien?

Sí, el año pasado fue bestial, con un verano muy prolífico, muy activo. Pasa una cosa: hay muchos dj’s pero Chimo Bayo sólo hay uno. Últimamente ya me califican de leyenda, no sé si lo has visto, asombrándose por el hecho de estar vivo. Soy una leyenda (risas). Cuando mi hija me dice algo yo le digo: ‘¡Yep, que soy leyenda!’. Y me dice que no sea pesado (risas). Mi hija es también dj, tiene 23 años, está ahora con su primer tema.

¿Cómo te consideras, cómo te definirías ahora?

Sinceramente, soy un chavalín con mucha ilusión, que empezó hace 35 años y mantiene esa ilusión. Cuando era joven y ni siquiera había empezado, veía a muchos artistas decir eso de que lo importante era el aplauso del público y pensaba: ‘Cómo le toman el pelo a la gente para que sigan aplaudiendo’. Con los años me he dado cuenta de que realmente es así. Ten en cuenta que yo soy un tío independiente. Lo he hecho todo solo, no he tenido compañías que me apoyen. El público ha sido mi apoyo, la gente es la que me ha subido arriba, la que ha hecho que Chimo Bayo sea conocido. No le debo nada a nadie, salvo a aquella gente que viene a verme.

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¿Cómo crees que te ve el público?

Me ven como parte de su familia, de su vida. Han evolucionado conmigo, desde los 18 años hasta gente de 60 y tantos. Entonces, cuando llegas a tantas generaciones, la cuestión es que algo ha pasado para que eso suceda. Me siento bien, con muchas ganas de hacer cosas. Sigo siendo esa persona que llega y que es como la primera vez que actuó. No me creo nada. No soy un producto de nadie. Me he creado a mí mismo, sobre todo con el apoyo del público, de la gente que me defiende y me dice ‘Yo soy seguidor de Chimo Bayo’. Y me dicen que soy parte de su familia. Eso para mí es importante.

Hay quien te ve como un icono freak. ¿Qué piensas de eso?

La descripción de friki es ‘peculiar’ y ‘experto en algo’. Yo soy eso, pero no lo considero desde el punto de vista peyorativo. Lo que pasa es que en este país el concepto de friki está muy trasnochado. Yo cuando salgo al escenario me convierto en un personaje que intenta hacer feliz a los demás. Si eso es ser friki, no me importa que me lo digan, siempre que sepan lo que significa.

¿Recuerdas cuál fue tu primer sueldo?

Sí, fueron 60.000 pesetas, trabajando 30 días al mes, en verano, en Number One, una discoteca de Cullera. Cogí una maleta, que no era para discos pero yo la usaba, y coloqué todos los billetes sobresaliendo por fuera, como si estuviera llena. Lo preparé así para que lo vieran mis padres, aunque dentro la maleta estuviera vacía. Era como decirle a mi madre que empezaba un nuevo proyecto. Ella falleció en marzo. Con mis padres siempre fui un privilegiado. Cuando haces algo es importante que vean que eres sincero. Mis padres me han apoyado siempre, sabiendo incluso que en la Ruta del Bakalao pasaban cosas. Sabían que su hijo era su hijo, que no se había convertido en otra persona. Era yo mismo, pero evolucionado. Cuando mi madre falleció, actué tres días consecutivos. Fueron tres actuaciones seguidas dedicadas a ella, que me dio la energía suficiente para hacerlo. Me siento orgulloso de ese apoyo. Ahora intento hacer lo mismo con mi hija.

¿Qué fue la Ruta del Bakalao para ti? ¿Pasa aquello de que ‘si la recuerdas es que no la viviste’?

Todo el mundo tendrá una historia de aquel momento. Fue la explosión de mi creatividad. Empecé como un dj normal y el primer día cogí el micro. Luego me enteré de que los dj’s no hablaban, pero bueno… si no hablaban era quizás porque no sabían, ¿no?. Yo sí, me creé ese estilo. Lo más importante es que Chimo Bayo hay uno, y dj’s hay muchos. Es igual que Michael Jackson o James Brown. Yo nunca los pude ver en directo… pues aún muchos tienen todavía la oportunidad de ver actuar a Chimo Bayo. Cuando tu trabajo se convierte en tu hobby, es tu vida. Si estoy tres semanas o un mes sin trabajar… ya no hay quien me aguante. Mi trabajo es mi vida, mi desahogo, mi creatividad, además de que tengo una estabilidad emocional, y todo ese tipo de cosas. Pero moriré como Molière, en el escenario. Es mi vida. No me puedo retirar, no me retiraré nunca. Cuando alguien dice que se retira es que no es realmente artista. Es igual que pescar, es una afición y no la dejas nunca.

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¿Qué es lo peor del mundo de la música?

Lo peor han sido siempre las compañías de discos, por supuesto, y la prepotencia del poder que tenían. Han fastidiado mucho al artista joven. Nos han jodido mucho con la mediocridad de sacar el máximo dinero por encima de las personas. Eso es lo peor de este mundo.

¿A ti te han jodido mucho?

Han intentando joderme pero no han podido, porque siempre he pensado en el futuro, en seguir. Me han robado dinero, como a todos, pero eso no hace que yo me pare, sino todo lo contrario. No digo: ‘Ay, cuánto me han quitado, qué triste estoy’. Yo digo: ‘¡Cuánto tengo que conseguir todavía!’. La cuestión mental es muy importante. Yo he tenido fuerza mental para poder seguir adelante por encima de todo.

Hasta te intentaron arrebatar la marca. 

Una compañía de Valencia, Area Records, me intentó robar el nombre. Yo no quería seguir con ellos haciendo música. Tenía un contrato por un disco. Luego firmé por otro pero ya no quise continuar para el tercero. Me robaron el nombre y lo patentaron. Por eso los llevé a juicio. Y el juez dijo: ‘¿Quién de aquí se llama Chimo Bayo’?. Dije: ‘Yo’. Y respondió él, directamente: ‘Pues los demás a tomar por culo’. Por eso me indigno con la mediocridad, con la vergüenza ajena que da eso. A alguien que empieza y que no tiene esa fortaleza mental le pueden hundir de un plumazo. Eso es muy duro y va a ocurrir siempre, no sólo en esta profesión sino también en la tuya, por ejemplo. Hay que ser consciente de que no te puedes fiar de nadie.

¿Por qué crees que tus canciones calaron tanto y conectaron con el público?

Eran auténticas. Ser auténtico es lo que me mantiene aquí. Si le hablas a alguien de Chimo Bayo la gente siempre piensa en buen rollo, fiesta y tío auténtico. Eso es lo que la gente respeta. No existe nada igual. Fíjate que ninguna canción se parece a otra (piensa). ¿Qué edad tienes?

32. 

¿32? ¡Nos movemos los dos! (risas). Hay que tratar de ser feliz y hacer feliz a los demás. A mí no me han manipulado en un laboratorio. Tengo inquietudes como las he tenido siempre. Después de perder mi carrera como piloto profesional de motociclismo en un accidente gravísimo, un día mis amigos me llevaron a una discoteca porque no salía de casa durante un año. Y me metí en la cabina porque molestaba. Allí vi cómo lo hacían. Un día el dj se fue a un concurso. Y me dijeron: ‘Chimo, quédate’. Yo no sabía ni pinchar, pero siempre pienso que si tienes algo que hacer, intenta hacerlo lo mejor posible, y confía en ti mismo. Ya te pueden decir misa. Tú sigue adelante, créetelo, con tus defectos y con tus historias.

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¿Qué querías transmitir con aquellas letras? ¿Tenías una intención concreta?

Transmitir lo que ocurría, como luego ha hecho ‘Cuéntame que pasó’, pero con la Ruta del Bakalao. Uno nunca tiene que explicar sus obras de arte. La gente tiene que interpretarlas. Que la gente piense lo que quiera. Todas las interpretaciones son respetables.

Pero aquello de ‘éxta sí, éxta no’ estaba claro…

No lo sé… ¿Tú qué piensas? ¿Tú qué crees que puede ser eso? Eso es lo que tiene que responder el público. Un artista no puede decir qué significa su arte. Una vez estuve en una exposición de arte y estaba el autor del cuadro. Yo vi que aquello era algo un poco oscuro y le dije que a lo mejor había tenido una paranoia con su madre. Y me dijo que no, que no era eso, pero que bueno, que también valía. Más libre que eso, que el arte, no hay nada. Además, todo tiene que ver con la connotación de la Ruta del Bakalao: libertad para pensar, para bailar, para lo que te dé la gana. Así son las cosas.

¿El bakalao es cultura?

Hombre, no sé si eres consciente de que aquí en Valencia se ha hecho una exposición sobre la Ruta del Bakalao que ha batido todos los récords. Ha salido en la mayoría de periódicos de toda España, incluso en televisión… Ha tenido mucha repercusión. Chimo Bayo por fin ha conseguido que la Ruta del Bakalao sea cultura del país. La cultura, antropológicamente hablando, es lo que tú vives cuando eres pequeño. Por ejemplo, en la India tu cultura es respetar una vaca, y aquí es comértela. Cada sitio tiene su cultura y aquí la Ruta del Bakalao es cultura nacional, y al final lo he conseguido. Es una de las cosas más importantes que he hecho, reivindicar que no éramos unos borrachos y unos drogatas, que aquello era cultura musical, cultura hedonista.

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¿Es verdad que algún sello quería que quitaras de los temas el ‘hu-ha’, ese grito tan característico tuyo, porque no se acababa de entender?

Sí, querían que lo quitaran, y yo decía que se hacía como yo decía o no se hacía. Eso era mi característica, el ‘made in’. Me siento muy orgulloso de todas las cosas. Lo importante es cuando haces una cosa, te critican y cambias. Yo no hago eso. A mí me encanta que me critiquen y que se metan conmigo. Cuando pasa eso, digo: ‘Lo estoy haciendo muy bien’. Soy un tío muy diferente a los demás, por eso soy peculiar, por eso no hay otro Chimo Bayo. Yo no estoy pendiente de lo que digan los demás. Les gustaré a unos y a otros no. Que unos me quieran y otros me odien. Gustar a todos sería la fórmula perfecta para fracasar. Pero para pensar así tienes que tener las cosas claras.

Tenemos Chimo Bayo para rato.

Sí, me siento joven, fuerte, querido, tengo la voz bien y la cabeza también. Me voy de vareta cuando toca, y ya está. Siempre agradezco mucho la atención que me dan… y oye, esta entrevista es muy buena. Pocos dj te van a dar tanto juego. Para acabar, hazme un hu-ha, ¡coño!

¡Hu-ha!