Hay música más allá de las guitarras, de las baterías y los bajos, incluso más allá de la música académica occidental. Antonio Olías exploró esa música y se enamoró del shakuhachi, hipnótica flauta japonesa de la que ha acabado siendo uno de los grandes expertos mundiales. Es un honor charlar con él y aprender algo más sobre este misterioso instrumento.

Hola Antonio. Con un perfil tan amplio, ¿cómo te podemos presentar?

Viajero incansable, descubridor de las músicas de Asia (principalmente la japonesa), intérprete y profesor de shakuhachi, además de creador de novedosos proyectos relacionado con las fusiones musicales.

Estos proyectos incluyen combinaciones con música persa, medieval, flamenco y hasta electrónica. ¿Cómo surgen?

El objetivo es ver las capacidades de adaptación que tiene el shakuhachi para abarcar otros estilos que no son los suyos originales.  También realizar fusiones que no se hayan hecho anteriormente. He llegado a la conclusión que se puede tocar de todo, es un instrumento muy flexible.

(Y tan flexible: Olías cuenta con trabajos como ‘Fusión de la música medieval con Japón’ con Eduardo Paniagua, ‘Play Along Flamenco’ con Juan Parrilla, el dúo de flautas Neiro con Julián Elvira,duetos con koto con Yoshie Sakai, piano con Antonio Moreno…)

¿Por qué elegiste aprender el shakuhachi?

Porque cuando escuché su sonido por primera vez fue como una llamada. Mi mente se paró, sentía las vibraciones por la piel hasta mis huesos. Así que pensé: si esto es lo que siento escuchando su sonido, ¿cómo será la sensación de tocarlo?

¿Quienes fueron tus maestros?

Tanaka Komei, Etsuzan Fujiyoshi (sucesor de la escuela Fuke Shakuhachi), Teruhisa Fukuda y Kuniyoshi Sugawara, principalmente. Aunque también estudié con Kohachiro Miyata, Tanabe Shozan y Katoh Hidekazu.

Recientemente, recibiste el linaje del maestro Etsuzan Fujiyoshi. ¿Nos lo puedes explicar un poco más?

No fue exactamente la herencia del linaje sino el nombre profesional que pertenece a esa escuela de shakuhachi. El nombre completo que me dio fue Saiho Enzan, “ Montaña de Fuego de Occidente”.

¿Cuánta gente hay en el mundo que toque el shakuhachi? ¿Cuál es su situación actual?

No hay mucha gente que lo toque actualmente porque no es un instrumento muy popular, ni siquiera en Japón. Mi maestro Etsuzan Fujiyoshi me comentaba que cuando él era jóven había cerca de un millón de practicantes en Japón, hoy la cifra no supera los treinta mil. Aún así, tengo esperanza en las futuras generaciones, tanto en Japón como a nivel internacional.

¿Cómo es para un occidental formar parte de una tradición tan japonesa?

Hay detalles diferentes que sobre todo tienen que ver con la metodología. En la forma japonesa se aprende mucho por la escucha e imitación, aunque tengamos la partitura delante. Hay una parte muy importante que tiene que ver con la ornamentación que muchas veces no está escrita. En occidente, pasa algo parecido con la música barroca y renacentista.

Antonio Enzan Olías y Yunko Ihara, dueto de shakuhachi y koto

¿Qué diferencias hay entre el estilo tradicional y las composiciones modernas para shakuhachi?

En las composiones contemporáneas hay más libertad para interpretar, mientras que las escuelas tradicionales son más estrictas, tienes que estar tocando en el estilo que tiene esa escuela.

El shakuhachi también ha sido utilizado, tradicionalmente, como método de meditación zen (suizen, «meditación soplando»). ¿Nos puedes ampliar esto un poco?

Cuentan que, hace siglos, un monje iluminado llamado Fuke Zenji tocaba el shakuhachi y unos seguidores románticos de su ideología y filosofía crearon la Fuke-shû, donde ex-samuráis empezaron a agruparse en diferentes sectas y monasterios para seguir practicando las enseñanzas de Fuke.

Hemos leído que su resonancia, en C#, está relacionada con la consciencia.

Más bien C# es la nota del planeta en el que vivimos, de la frecuencia de su rotación, por eso muchos shakuhachis de los antiguos estan afinados en C#.

Es un sonido muy evocador, casi descriptivo. ¿Qué paisajes te sugiere?

El bosque de bambú, porque sin duda es de donde viene. También las montañas, el viento, la bruma, el atardecer, la noche…

Olías y su maestro, Etsuzan Fujiyoshi, en el Shinjuku Bunka Center, en Japón

¿En qué países has tocado? ¿En cuáles de ellos crees que ha encajado mejor el instrumento?

En España, por supuesto, durante cerca de diez años, en Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, Australia y Japón. Me queda por experimentar Inglaterra, ya que me he mudado recientemente a Londres. No sabría decir en qué país encaja mejor.

¿Tienes algún proyecto nuevo en Londres?

Sí, un trío de flautas asiáticas llamado Bamboo Junction. Son instrumentos de Japón, Corea y China. Es muy sugerente porque no se ha hecho nunca nada así, ni en Londres ni en ninguna otra parte del mundo. He tenido que encargar un nuevo repertorio a compositores para este inusual trío.

Además del shakuhachi tocas otros instrumentos, como el didgeridoo.

Sí, y aparte del didgeridoo toco también la fujara (flauta eslovaca) y canto difónico (khoomei, canto mongol). El que más me gusta con diferencia de todos es el shakuhachi. Aquí en Londres voy a aprender la flauta de bambú de Corea, llamada taegum. Creo que será mi segundo instrumento después del shakuhachi por la expresividad que tiene.

También te dedicas a la docencia y divulgación.

Sí, hubo estudiantes que a través de conciertos, internet y también por amigos y conocidos empezaron a sentir interés por el shakuhachi, canto difónico y didgeridoo. El que más éxito tiene es el shakuhachi. Me encanta enseñar y transmitir lo que he aprendido, disfruto mucho haciéndolo.

¿Qué música escuchas?

Muy variada: desde música el medievo, Renacimiento, barroco, músicas clásicas de Asia, flamenco, los clásicos y contemporáneos tanto occidentales como españoles, rock, jazz, música electrónica…

Tu tema ‘Vientos del sur’ sirve de cabecera para el programa ‘Saludo al sol’, de Radio 3. ¿Qué opinas del programa? ¿Te han reconocido por él?

Creo que el programa hace una buena labor en la difusión de las músicas que no son habituales de escuchar. Además el presentador, Aarón Abad, fue alumno mío de shakuhachi. No me han reconocido todavía por la cabecera del programa.

Recomiéndanos tres temas para shakuhachi.

‘Sokaku Reibo’, ‘Shikyoku’ y ‘Ajikan’.

¿Desea saber más?

– Visite su web oficial.

– Escuche alguna de sus piezas.

– Descubra más sobre la escuela Fuke-shû.