Advertencia: éstas no son canciones para cenutrios, gaznápiros, zopencos, burricalvos, tarugos, pitecántropos, alcornoques, membrillos, zoquetes, mendrugos o percebes. Todos los demás: adelante; dejen, dejen, que ya les recomendamos nosotros tres buenos temas que se les metan hasta la rabadilla.

La elección de V the Wanderer

HARVEY DANGER – FLAGPOLE SITTA

Pues sí que es pavloviano esto de la música y yo, fíjense, un perrete salivante más. Con lo guay que me creía. Me repiten más de veinte veces un estribillo que ni fu ni fa y kaboom: ya estoy tarareándolo.

Acabo la primera temporada de la enormérrima ‘Peep Show’ y salto ávido a la segunda. Mi cerebro, buena máquina de identificar y predecir patrones, espera la intro que ya he visto seis veces: Mark y Jeremy (¡Mitchell y Webb!) se encuentran en la calle, abatidos, con cara de hastío, de fastidio. Suena una melodía como de documental selvático barato, coronada por un desganado teclado, y miran juntos a cámara con resignación y estoicismo.

Pero no. En una jugada que imagino obra de la cadena, a la apatía de los dos perdedores le acompaña ahora un sobreenergizado estribillo de punk-pop. Pegadizo, movidete. Un intento de acercarse al mainstream, dar vidilla, etcétera. La letra encaja: «no estoy enfermo, pero no estoy bien», el antisocial, el desviado, el tarado infiltrado entre la normalidad aparente. Que no queda mal, ojo, pero no es lo mismo. Mucha energía para tanta bajona.

Cuatro temporadas después, aquí me tienen reconociendo que me la enchufo al menor descuido. Salivando, en resumidas cuentas, como un perrete más.

 La elección de Raúl

JONATHAN RICHMAN AND THE MODERN LOVERS – PABLO PICASSO

“A Pablo Picasso las chicas nunca le llamaron gilipollas”, viene a decir esta canción de música protopunk (año: 1972; lugar: Boston) y letra inconcebible. Imagínense a Picasso, ya mayor, jubilado y cartoniano, bajando por la calle y atrapando la atención y la mirada de las chicas, como relata el tema. Ojo, que el éxito en amoríos, según Richman (eso es ambición) reside en que las féminas nunca te llamen capullo. Todo es cuestión de dónde se ponga en listón para poder presumir.

La escena resume bien lo que es este cantautor, toda una vida, primero con banda, luego en solitario, batallando contra la etiqueta de freak: efectos colaterales para un trovador delirante que apuesta por manejarse con el humor, y de paso dignificarlo. No ayuda, claro, aparecer luego subido a un árbol para hacer de narrador bastante omnisciente en ‘Algo pasa con Mary’ ni arrastrarse, supongo, casi 50 años después, por salas españolas. El pasado invierno giró por aquí.

Tiene canciones en un castellano rudimentario y una carrera larga pasada por el pop (de cosas absurdas a ese mundo de perdedor sentimental, de melancolía derrotista) pero arrancada en esto que escuchamos hoy: ritmo que martillea, guitarreo descuidado, clímax atolondrado y la voz perezosa de Richman que va y viene, descontextualizando al máximo: la imagen de Picasso ‘sex symbol’, terror de las nenas ni que sea por la erótica del talento, me sigue pareciendo hallazgo grande, como alumbrada por Graham Chapman y John Cleese y extraída de un capítulo de ‘Monty Python’s Flying Circus’.

La elección de Withor

SKA-P – EL VALS DEL OBRERO

Habrán notado ustedes que últimamente aquellos que respondemos al nombre de inercios estamos abusando de la nostalgia. Y es que mirar al pasado, sentarse en las rocas con los pies colgando, casi rozando el mar mientras el sol se esconde y echar la vista hacia atrás, es un recurso demasiado fácil, demasiado dulce como para no caer en la tentación.

Y esa tentación, esa gominola de la Venus de Milo, ha caído esta semana en mis manos en forma de dos cedeses repletos de canciones de MP3 que grabé a Raúl hará 6 o 7 años. O tempora, o mores. Sí, lo han adivinado, esta va a ser otra recomendación nostálgica basada en un vago recuerdo, en la mitificación de tiempos pasados.

Sí. He vuelto a pecar. Me he dejado seducir, sin oponer resistencia alguna, por la facilidad que supone escribir unas pocas líneas basadas en lo que fuimos. Pueden estar seguros de que esta canción no está aquí por su calidad. Porque esta recomendación, estas líneas, se han gestado bajo la falsa creencia de que el ayer siempre fue mejor de lo que será el mañana.