Sobre la pista me pone una llamada de Teddy Bautista: la SGAE, que huele la sanción y el negocio a millas de distancia. Luego caigo en la cuenta de que el asunto viene de lejos. Recuerdo a Withor comentándome la intuición en nuestra época de instituto. Poco después lo comprobamos asistiendo como público balompédico a partidos de Segunda B. No sé, contra el Jaén, contra el Zamora, basurilla de este pelaje. No había que ser Mozart ni Daniel Barenboim para darse cuenta de que el himno del Nàstic guardaba pasmosa similitud con la sintonía de la serie ‘Els Bobobobs’.

La ciudad calla entonces como una perra, todo sea porque el equipo va bien, y hasta sube de categoría. Todos los que tenemos más de 25 y un pelín de infancia nos miramos. Habrá que investigar, al menos, ni que sea por Teddy, pero aquí todo el mundo ‘mutis por el foro’. El ascenso, cortina de humo que tapa muchas bocas. Pero no la de La inercia, siempre al lado de la injusticia, los débiles y las causas perdidas. Tampoco la de muchos internautas, que pueblan los foros con la corrosiva duda existencial: ¿es el himno del Nàstic y la melodía de ‘Els Bobobobs’ la misma canción? ¿Hay un plagio?

Y nos crecemos, alentando ese deporte que tanto nos gusta por aquí de difundir la leyenda urbana: ¿acaso comparten el mismo autor?. Así me lo comenta Withor, al que fuentes cercanas le han confesado que el padre es el mismo. El ínfimo rigor de La inercia nos da, al menos, para hacer unos cuantos ‘gúgels’ que arrojen un poco de luz al embrollo, apenas leves pistas sobre las que cimentar nuestra investigación. Parece que no. Una tricefalia comparte la autoría de la melodía de la serie: el catalán Jordi Doncos (autor de la letra, intuyo sin contrastar, a pastar el periodismo de investigación) y los hermanos italianos Guido y Maurizio De Angelis, con un catálogo de bandas sonoras eclecticérrimo: de las películas de Bud Spencer y Terence Hill a ‘Banner y Flapy’, pasando por ‘Orzowei’ o ‘Sandokan’.

El Bobular, fiesta y desenfreno de enanos camino de la Tierra

Ya está. Aquí pararíamos de investigar. No hubiese permitido el karma cuántico de la historia ni el equilibrio universal que quien le pusiera música a ‘La vuelta al mundo de Willy Fogg’ o ‘Le seguían llamando Trinidad’ hiciera lo mismo con el Club Gimnàstic. Pero no hay que bajar nunca la guardia. ¿Acaso tenía visos de triunfar una serie que iba de putos enanos (perdón: jodidos humanoides) en barco que surcaban el espacio?. Claro que no, y mira cómo TV-3 dijo que sí y ‘Els Bobobobs’ se convirtió en un producto de culto que marcó a generaciones de catalanes.

Así que me dirigí al cuerpo del delito y me enchufé una noche en insano ‘non-stop’ ambas canciones, intentando hallar pistas del inquietante enigma que mantiene en vilo a decenas de foros de aficionados granas y desconcierta a los delanteros centro a la hora de chutar a portería. No quedó ahí la cosa. Contraté a un paramusicólogo y a un experto en parecidos musicales razonables. En el estribillo se centra la polémica: versos eneasílabos con rima asonante y ambos, con una sinalefa. Las correspondientes nueve notas son exactamente las mismas y, por un momento, hasta veo, obnubilado por la horas de trabajo en mi despacho, que la letra de la serie encaja con el Nàstic.

No es paranoia nuestra ni manipulación: este montaje anda por la red

En lo literario, ambas composiciones repiten misteriosamente conceptos como ‘junts’ y ‘tots’; en resumen, el comentario de texto que me ayudó a hacer un filólogo nos dice que temáticamente estamos ante dos canciones motivacionales y de reivindicación de un objetivo mutuo: por un lado hacer piña y alentar al equipo hacia la victoria y, por otro, pasarlo bien en comunidad a bordo de un barco y llegar a la Tierra para defender a los humanos de los dinosaurios. Magnas gestas, ambas.

Además, hay un verso clave: ‘canten els petits, criden els més grans’, dice el himno del Nàstic. ‘Som els tripulants, d’aquests móns llunyans, que venim per tots, petits i grans’, pone la réplica la serie de televisión. ¿Coincidencia? ¿Inspiración común? ¿Gente aburrida en Internet que difama? Puede ser, porque luego es verdad que musicalmente los ritmos son distintos (mucho más acelerada la versión televisiva) y que las cronologías de autoría difícilmente encajan, pero en fin. La ciudad, con el equipo tonteando con la Segunda B, sigue callando, obviando el plagio, la copia, la gran ‘conspiranoia’ oculta. Que la verdad no se interponga en un buen rumor. Llamo a Teddy. Le digo que adelante, que querellita al canto y sancione como es menester. Le saliva el colmillo, al muy canalla.

raúl