Entrajado, fuma y bebe café en el patio trasero del escenario del Teatre Metropol, en Tarragona. Acaba de participar en la tertulia de ‘La Ventana’, de la Cadena Ser, con Carles Francino. Ha confraternizado con el alcalde o con los Especialistas Secundarios, que también andan por allí. Michael Robinson (Leicester, 1958), ex futbolista británico y comentarista, se presenta en persona como se le ve por la tele: afable, mediático, sonriente, accesible. Ahora arrasa con el adulado ‘Informe Robinson’ pero este pozo de anécdotas es uno de los rostros catódicos del deporte en España en los 20 últimos años. Nada menos que historia de la tele y del fútbol a un tiempo. Se le hace saber, claro, y se le aborda a continuación.

‘El día después’ nos marcó a muchos por aquella manera entonces insólita de acercarse al fútbol. Fue algo pionero de lo que ha venido luego en televisión. ¿Lo ves así?

Ahora te diría que sí. En su momento no. Cuando uno está tan intensamente metido en algo, como yo estuve durante 16 años en ese programa, no se da cuenta. Estuvimos creando constantemente. Era un programa tremendamente creativo. Partíamos con una gran desventaja: salíamos el lunes a las ocho de la tarde. Todo el mundo sabía quién había ganado, quién había perdido, quién había marcado los goles o a quién habían expulsado. Mirábamos el fútbol desde el costado. Fue muy entretenido. Estar en ese programa es una de las cosas más gratificantes que he hecho nunca. Pero en el momento de hacerlo estás tan talibán en ese día a día que te hace falta mirarlo desde el retrovisor, a toro pasado, para darte cuenta de que sí hicimos algo de lo que estoy muy orgulloso. Pienso que es precursor de cosas buenas y de no tan buenas que se hacen hoy. Pero me quedé satisfecho de lo que hice. Si me hubieses preguntado en el último año del programa no te hubiese dicho lo mismo. Nunca hubo un momento de pararse a pensar exactamente en la ramificación que tenía aquello. Sabíamos que tenía una gran aceptación pero cuando estás sometido a algo no hay tiempo de reflexionar de cómo te conciben los demás. Ahora sí, puedo decir que ‘El día después’ me pareció muy buen programa y acabé muy satisfecho.

¿‘Informe Robinson’ es, en parte, un ejemplo de que otro periodismo deportivo es posible?

Posible, según para quién, ¿no?. El periodismo deportivo está muy preocupado viendo el resultadismo y otra parte sometido a la eterna discusión y el eterno cabreo. Quizás se habían olvidado de algo. Alguna gente pensó que ‘Informe Robinson’ es un programa vanguardístico. No creo que sea así. Lo que hacemos nosotros es algo tan sumamente sencillo como contar cuentos. Se han contado cuentos siempre en la humanidad. No es una noción nueva. El deporte es un pretexto muy hermoso para contar historias humanas, así que me pareció de cajón. Es cierto que prestamos mucha atención a cómo lo plasmamos en la pantalla, con mucho cuidado. También reconozco que con la edad que tengo disfruto mucho con ‘Informe Robinson’. A medida que pasan los años es más difícil seguir siendo gamberro.

¿Qué programa te ha marcado más?

Lo más difícil que tuve que hacer nunca fue el segundo programa con Seve Ballesteros, cuando ya estaba enfermo. Nos unía una muy entrañable amistad, de años. De hecho, soy patrono de su fundación. Éramos muy amigos. Hacer ese programa me costó mucho, mucho, mucho, mucho. Es más: yo tenía dos ídolos en el deporte, Muhammad Ali y Seve Ballesteros. Curiosamente, ninguno era futbolista. Llegué a idolatrarle aún más viendo su dignidad en la lucha contra el cáncer.

La cara visible del más que recomendable programa ‘Informe Robinson’

¿Recuerdas otros programas que te marcaran?

Quizás el que tuvo mayor repercusión fue el que hicimos cuando España conquistó el Mundial. También estoy contento con uno que hicimos en Navidad del año pasado, sobre Barcelona ’92, ‘Donde todo empezó’. Es cuando España deportivamente sale más allá de los Pirineos, al margen de lo que significó para Barcelona, una ciudad que vivía de espaldas al mar y que se convirtió en uno de los principales destinos europeos para una pareja de novios. Es un lugar tremendamente bello. Por muchas razones, Barcelona ’92 es donde comenzó todo.

¿Te sientes más inglés que español?

No, nunca me he sentido inglés, incluso cuando estaba en Inglaterra. No soy nada patriótico. Con el patriotismo siempre viene un peaje. No me gustan las banderas ni los pins. Lo veo todo muy claustrofóbico. Admiro cosas del Reino Unido y amo cosas de España. El patriotismo muchas veces tiende a provocar que quieras más a los tuyos que a los otros. Y a los demás, que les den morcilla. Hay muchos ingleses amigos míos que pensaban que dentro de mí había muy poco de inglés cuando estaba allí, quizás porque mi madre era irlandesa, así que me siento más bien un hispano-anglo-irlandés.

¿Cristiano Ronaldo o Messi?

Lionel Messi. Cristiano Ronaldo es un maravilloso futbolista pero Messi es el mejor que yo he visto.

¿En la historia?

Para mí sí y tengo 54 años. No he visto a nadie mejor que Messi.

En plenos años 90, dando paso a un vídeo en ‘El día después’

¿Este Barça es el mejor equipo que has visto?

El fútbol del Barça estos últimos cinco años es el mejor que yo he podido atestiguar, el mejor que he visto en toda mi vida. Yo jugaba en un gran Liverpool. Éramos el mejor equipo del mundo en aquellos tiempos, a pesar de mí. Pero el Barça es mejor. El Dream Team rompió barreras. Este Barça de Pep-Tito no se concibe sin haber pasado por el Dream Team, que es como si jugara en cámara lenta. Todo avanza deportivamente. Se corre más rápido, se salta más alto, y también se juega a fútbol mejor, a más ritmo. Se está mejor preparado. Todo cambia: la bota, el balón, etcétera. Pero no he visto fútbol tan bien concebido nunca como el de este Barça.

¿Ha contribuido a inventar otro fútbol, a modernizarlo al menos?

De alguna manera el Barça ha democratizado el fútbol. Cuando yo jugaba, era un atleta que se había comprado unas botas. Hasta hace poco, profesores y entrenadores decían: ‘Jaime juega muy bien a fútbol pero es demasiado pequeño para ser futbolista’. Ahora no se puede decir eso. Gracias a este Futbol Club Barcelona nunca un niño volverá a escuchar aquello de que es demasiado pequeño para jugar. Ahora cualquier niño de cualquier tamaño va a poder ser futbolista. Siempre he querido creer en aquella frase de que ‘el tamaño no importa’. Siempre esperaba que fuese así.

¿Guardiola o Mourinho?

Pep Guardiola… por creencias balompédicas. Son estilos. Es obvio que Mourinho es un entrenador triunfal que ha ganado muchísimas cosas, igual que Guardiola. Pero prefiero el estilo de Pep. Respeto muchísimo a Mourinho. Por elogiar a uno no se critica al otro. Sería absurdo por mi parte no aplaudir las victorias que ha cosechado Mourinho en países distintos y con diferentes tipos de fútbol.

¿Cuál fue tu mejor partido como futbolista?

(Piensa). He metido un par de hat-tricks en mi vida pero curiosamente no fue en partidos que yo consideré buenos de mi parte. Por ejemplo, vi a Leo Messi jugar el otro día contra el Deportivo de la Coruña. Marcó tres goles y envió un balón al palo pero pienso que no jugó tan bien como otros días. Perdió muchos balones. Le veía incómodo… pero claro, luego marca tres goles y casi el cuarto. ¿Mi mejor partido? (Vuelve a pensar). No sé si tengo tan buena memoria… No, no lo sé.

Aquí, como internacional por Irlanda, en su época de futbolista.

Has dicho que llegaste a jugar con resaca alguna vez.

Sí, pero yo y el resto del equipo, ¿eh? Fue en vísperas de la final de la Copa de Europa con el Liverpool, en Roma, contra la Roma. Fuimos de vacaciones nueve días antes a Tel Aviv para relajarnos y pasarlo bien. Habíamos ganado doblete en Inglaterra: la Copa de la Liga y la Liga. En vez de estar dos semanas pensando en que teníamos que jugar la final de la Copa de Europa, el míster pensó que sería buena idea irnos para no acojonarnos de cara a aquel partido. Llegamos un sábado y nos citaba para vernos en el hotel el viernes siguiente. Teníamos un amistoso ante la selección de Israel. Estuvimos de fiesta y llegamos un poco tocaditos. Tenía la boca pastosa.

¿Y cómo fue el partido?

Yo debería estar un poco mal, porque recuerdo que metí un gol con mi pierna izquierda desde la frontal del área, en media volea. Sereno y en mi sano juicio nunca se me hubiese ocurrido disparar con la zurda de esa manera. ¡Nunca!

El alcohol estaba presente y no pasaba nada.

En aquellos tiempos no. Y, para más inri aún, aquel partido fue patrocinado por Budweiser. El míster nos dijo: ‘Para los resacosos, a lo mejor os vendría bien algo de cerveza’. Las latas estaban debajo de un banco donde nos cambiábamos la ropa. Algún compañero cogió cerveza y yo también, para despejarme. Recuerdo que ante aquella situación se cambiaba dos veces al mismo jugador. Nunca jugué borracho pero sí con resaca, como aquel día.

Michael Robinson, durante la entrevista en Tarragona

¿Osasuna, Liverpool o Cádiz?

Liverpool. Soy de ahí, siempre ha sido mi equipo de fútbol y siempre lo será.

¿Pero qué tiene Cádiz que te atrae tanto?

Cádiz… Su gente, sobre todo.

¿Qué es lo más raro que te ha pasado en un campo de fútbol?

¿Lo más raro? No sé… El gol que marqué con resaca… aunque me sorprendía cada vez que metía un gol. Que yo marcara, eso era lo raro. En España he visto dos cosas, pero ya no como futbolista. Primero lo de la luz que se fue el otro día en el campo del Rayo y cuando se cayó la portería en el estadio Santiago Bernabéu y no se encontraba una de recambio. Fue contra el Borussia de Dortmund. Eso sí me parecía raro… ¿cómo jugar sin portería?

¿Crees que mantener el acento te ha beneficiado, por ser algo así como una señal de identidad muy característica?

Ni me lo he planteado, ni me lo he planteado. Hay gente que piensa que lo finjo…

Y se dice que te mandaban a Inglaterra para conservarlo…

Eso sí es cierto. Al principio, cuando vine a Canal Plus, al acabar la temporada ya iba hablando un poco mejor. Me iba a Marbella de vacaciones y me dijeron: ‘Vete a Inglaterra, que tienes que oxidar un poco el castellano’. Al Plus en su día le gustaba eso, pero no es un planteamiento. Nadie me ha dicho que tuviese que mantener un acento. ¡Con lo jodido que es hablar castellano y con lo que me ha costado aprenderlo!

raúl

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