Jose es uno de aquellos personajes que corría el fatídico riesgo de quedarse en un friki al que conociste en una borrachera y cuyo recuerda aparecería, alguna noche que otra, cuando te diera con tus amigos por pornerte nostálgico y remerorar momentos míticos con aroma a whisky. Son muchas las experiencias que nos relacionan y son dignas de ser mitificadas: nuestro intercambio de posiciones en el bar -él delante de la barra y yo detrás-, los pseudoconcursos que pedían un notario a gritos, la retahíla de números uno de grupos que nadie recuerda…

Pero Jose ha conseguido traspasar esa oscura barrera. A base de conocerlo, de mantener conversaciones -casi siempre, eso sí, sobre los mismos temas- y de descubrir que, más allá de su sombrero, su voz cazallera y su cara de permanente resaca, hay algo que nos une y nos unirá para siempre: nuestro amor, sin ninguna concesión, por la música. Y aunque a mi la década de los 80 no me la ponga dura, reconozco que la pasión que Jose siente por ella ha provocado que la acabe mirando con otros ojos…

¿Por qué decidiste abrir un bar musical centrado en la década de los 80?
Todo nace a raíz de mi amistad con Andy McCluskey, cantante de OMD, mi grupo favorito y una de las grandes bandas de la historia del synthetic pop. Yo era muy fan suyo, y le escribía cartas. Después de más de 500, me contestó, cuando estaba haciendo la mili en Palma de Mallorca. Me envió un paquete… no sé si decirlo…

No nos dejes ahora con el misterio… ¿Qué había en el paquete?

Un calcetín. Y estaba usado. Y en su interior había discos, cintas, chapas y otro material de OMD. Por cierto, la semana pasada tocaron en Barcelona y Andy me invitó al concierto. Fue algo apoteósico. Le hice un regalo, un tapiz con un dibujo del grupo. Le tenía que recompensar por lo que él me regaló.

El disco… esta historia la conozco. Cuéntala para los profanos.
Él me regaló hace años uno de los tres discos de platino que existen en el mundo de la canción ‘Joan of Arc’. Lo tengo colgado en el Pandora’s Box, mi bar, que se llama así por otra canción suya.  Eso sí, no fue un regalo hacia mi persona, sino para el bar. Y así lo pone en el seguro.

¿Seguro?

La discográfica me envió el disco, pero con una condición: tenía que asegurarlo, porque es muy valioso. Y en el seguro no aparezco yo, sino el Pandora’s Box. Es la posesión más preciada que tenemos, y por eso preside el bar.

Como me esperaba, nos vamos por las ramas. Centrémonos. Así que pasaste de fan a empresario.
Sí. Yo era un gran aficionado a OMD, y de allí nació una ilusión que me hizo abrir un bar dedicado a la música de los 80. Empecé en en 1989 en Reus, y ahora ya llevo 9 años en Tarragona.

¿En 1989, esta música aún se escuchaba tanto?
La verdad es que no, porque fue la época en la que empezó a entrar en las radios música latina, la máquina, el indie y todo ese rollo. De hecho, cuando abrí un bar especializado en los 80, muchos me dijeron que estaba haciendo el ridículo y se reían de mí. Y reconozco que en parte tenían razón, porque en aquel momento, no era lo más apropiado.

Pero han pasado los años, y ahí sigues.
¡Claro! Y en cambio muchos bares que ponían la música que estaba de moda y se reían de mí, fueron cayendo como moscas. Nosotros siempre tuvimos nuestro público, porque ofrecíamos algo diferente a las modas del momento.

Ahora los 80 están de moda.
Sí, durante los últimos años ha habido un ‘remember’ muy fuerte. Lo he notado en el bar.

Jose, en la puerta de su mítico bar, con el no menos mítico disco de OMD, asegurado de por vida

¿Qué tiene esa década que la hace tan especial?
Fue una gran explosión cultural en todos los sentidos: música, cine, arte… Fue una gran revolución. A  nivel musical, de cada 10 discos que salían, entre 8 y 9 eran fantásticos. Hoy en día, de cada 10, sólo uno o dos valen la pena. Ahora se hace mucha basura.

La influencia de los 80 en lo de ahora es innegable.
En mi opinión, prácticamente todo lo que se hace hoy en día, no sólo a nivel musical, es una copia de lo que se hacía en los 80. Ya está todo inventado. Y por eso los artistas actuales recurren al pasado para sus nuevas composiciones. Te pongo un ejemplo…

Dime…
A los chicos de hoy en día, les pones la canción ‘Enola Gay’, de OMD, y creen que es nueva. ¡Y tiene más de 30 años! Imagina hasta dónde puede llegar la influencia de los 80, cuando lo que se hacía entonces suena tan moderno estos días.

Pero hay cierta música de los 80, con esos sintetizadores, que suena algo… como decirlo… desfasada.

¡Pero qué dices! Si ahora está más de moda que nunca. Muchos grupos actuales, sin ir más lejos U2 o Depeche Mode, están como locos buscando bajos o sintetizadores de los 80 porque los instrumentos actuales no son capaces de reproducir ese sonido tan especial, tan oscuro… Y se están pagando auténticas barbaridades, te lo digo yo. Ese sonido era especial, y por eso quieren volver a las raíces.

¿Eres un nostálgico?
Sí. Y estoy orgulloso de ello.

¿Y no crees que centrándote en sólo una década dejas de escuchar buena música?
Es que aunque sea fan de los 80, en mi casa escucho todo tipo de música, siempre que sea de calidad. Pero el bar es otra cosa. El producto que yo vendo es la música de los 80. Y así seguirá siendo, para siempre.

¿Qué sería de ti si no hubieran existido los 80?
Supongo que me habría aficionado a otra década, como los 90, en la que también se hacía buena música. Pero no me lo imagino…

¿Sabes qué? Yo tampoco. ¿Te gustaría añadir algo?

Pues sí. Hoy estoy muy contento, porque he conseguido que el Ayuntamiento de Tarragona me de la licencia de conciertos para el Pandora’s Box. Empezaré en septiembre. Quiero que el primer concierto sea de Loquillo. Sería un sueño para mí. Pero es un poco caro…

Withor

¿Desea saber más?

– Visite la web de Pandora’s Box.

– Mejor aún: acérquese al local y tómese unas copas ochenteras a nuestra salud.