Esta la cosa muy mala y la cultura ya escribe su testamento mientras políticos y banqueros se reparten la herencia. Aún así, hay festivales que resisten, como el FEC Festival (Festival Europeo de Cortometrajes) de Cambrils y Reus, que lo hace a base de modestia, realismo (se han fusionado los festivales de ambas localidades y reducido el programa a seis días repartidos en dos semanas) y el apoyo de un ayuntamiento que reduce pero no liquida. Sobrevive, sobre todo, por una oferta de contenido sorprendentemente sólida.

V: Jueves por la noche, teatro Bartrina de Reus. Cano, Jose y yo nos escapamos a un pase de cortos europeos sin haber consultado siquiera el programa. En la bienvenida se nos informa de que la organización ha recibido este año más de 2000 piezas: buena muestra de la salud del festival y de las dinámicas que no ve la galería. Es difícil alcanzar una inercia similar y aún más mantenerla.

Cano: Yo ando algo más informado sobre las novedades del festival, más aún debido a mi sacrificado quehacer periodístico de Reus Digital, que me mantiene consciente sobre la evolución de un certamen de años; demostración que en la ciudad vecina si apuestan por algún valor cultural difícilmente lo dejan escapar. En noviembre se hizo el ‘Memorimage’, dedicado a películas con imagen de archivo, y para esta primavera está programado el Trapezi, con recortes pero programado que es lo que cuenta.

V: Acuden como invitados al acto Fabio Friedli (director del animado ‘Bon voyage’) y Benjamin Schetze (autor de ‘Practice makes perfect’). Se suceden los agradecimientos y presentaciones de turno, en una mezcla de francés, inglés y catalán que recuerda que el asunto es europeo. Lo agradezco: hoy necesito, más que nunca, pensar en una Europa soñada, lejos del monstruo de Merkozy.

Cano: Alguna que otra bromilla con los recortes presupuestarios y para delante. Ya es algo a lo que estoy acostumbrado. Incluso los políticos suelen comenzar sus ruedas de prensa de presentación de los certámenes culturales avanzando la maldita cifra de disminución económica, sabiendo ya que todo lo bueno que pueda añadir con posterioridad no servirá para el front page matutino.

V: La sesión se va a componer de 8 cortos y ya empezamos con retraso. En estos días de microrrelato, cápsulas, microseries y demás brevedades, me sorprende comprobar en el programa que la mayoría de cortos rondan los 10 o 15 minutos. Alguno, incluso, llega a los 25. Cortos, sí, pero sin prisas.

Cano: La duda se instala en nuestras mentes, ante el aburrimiento experimentado con el FEC en otras ediciones, cuyos cortos se han hecho, en ocasiones, interminables, convertidos en auténticas producciones de Andy Warhol. Pero vet aquí, como dirían en catalán, el primer film francés -esta nacionalidad ha dominado el FEC 2012- ‘Paris-Shangai’, de Thomas Calley, consigue sacarnos una sonrisa rápida, transportándonos hacia una realidad narrativa surrealista con dos personajes patéticos pero muy empáticos. El tono y el ritmo del cortometraje estan muy bien escogidos y tiene momentos inolvidables, como cuando Manu consigue que la novia de Víctor le dé explicaciones sobre su ruptura.

V: ‘Paris-Shangai’ (Francia) es un arranque tremendo, un retrato simple, relajado, divertido y descreído de nuestros problemas del primer mundo. Vaya dos personajes: un viajero iluminado que recorre el mundo en bicicleta (y anuncia a cada paso la dirección del blog de su aventura) y un joven introvertido, nublado, medio delincuente, aturdido por el mal de amores. Dura 25 minutos y se hacen exactos. Nos divertimos, reímos, entendemos a los patéticos personajes y acabamos con un «muy bien éste, ¿no?». Desde luego que muy bien: acabará ganando el premio del jurado.

Cano: Joder. La cosa se mantiene que da gusto. Viajamos de Francia a Hungria para ver un cortometraje en las antípodas del anterior, por su crudeza y mala leche, que ponen el cuerpo boca abajo. Se hace un nudo en la garganta ante un tirano hijoputesco cuya única obsesión es controlar a los que tiene alrededor hasta las últimas consecuencias. Y cuando digo esto, es hasta las últimas consecuencias.

V: Sí. ‘Csicska’, el corto húngaro, es verdadero terror. La ‘bestia’ del título, un monstruo humano (‘hijputesco’ lo describe muy bien, Cano) nos arrastra a un final perfecto. Mola. Luego, para compensar, un rapidísimo chiste en un solo plano sobre más patetismos de nuestra condición: ’15 summers later’. La selección está resultando mucho más atractiva de lo que parecía sobre el papel.

Cano: De nuevo, vuelco de sensaciones con una pieza satírica, ’15 summers later’, de plano único, sobre un depravado, para según quien, que intenta ligar con una chica diciéndole que hacía años que no la veía.

V: Más patetismos de nuestra condición. ’15 summers later’ es un rapidísimo chiste y no necesita más. La selección está resultando mucho más atractiva de lo que parecía sobre el papel.

Cano: Ya está, ya lo tenemos aquí. Era imposible que de ocho cortos no hubiera una mierda pinchada en un palo. Bueno, es posible que los críticos gafapastas se la estén tocando hasta límites infinitos pensando en metáforas y planos imposibles de ‘Cross’, pero yo ya no estoy para esos trotes. Pedantería es decir poco de un cortometraje a cuyos personajes entran ganas de meterlos en un contenedor de basura para que los trituren en una fábrica y se reciclen en algo mejor. ¿A qué vienen esos planos iniciales desde un tren con gente con cara de imbéciles cruzando las vías? Me pregunto que pensaria su director/a (no sé ni su género, no me importa) al realizar el montaje: ¡Oh! Menuda obra maestra del pseudointelectualismo estoy realizando. Sí, pero luego te recreas que da gusto con una puta pelota de plástico.

V: Tenía que haber una excepción, Cano. Leo la descripción (la directora es ucraniana, pone aquí) y lo entiendo aún menos. Un cuarto de hora insoportable de un zagal corriendo por un parque, cruzándose con madres adolescentes, mazas entrenando, asesinos y gente tomando el sol en una playa. Lo de las vías de tren y el tío de la pelota es de tortura. Se nota que la directora quiere que le saquemos esas lecturas, esas metáforas, pero a mí también me da pereza y me cae mal, así que gruño y listos.

Cano: De mal humor encaro el siguiente corto. Mala predisposición. Es la montaña rusa de las sensaciones al afrontar tan variadas producciones fílmicas. Sin embargo, ‘Förträngd’ consigue atraparme hasta cierto punto, más por el ritmo narrativo que no por una conversación inicial un poco insulsa, que se erige como mcguffin del relato. Luego sí, cuando el protagonista interactua con una adolescente borrachísima la cosa ya se pone más interesante y, más, al descubrir la conexión de esa situación con su pasado.

V: Pretende contar mucho menos pero lo hace de forma mucho más efectiva. Rodado en un sólo plano secuencia, logra que la cotidianidad del ambiente y el tiempo real estiren la tensión hasta una conclusión que, en realidad, estaba ya detallada en el título. (No es que sepa mucho sueco, es que en el programa está la traducción: «reprimido».)

Cano: Miro el reloj. Son las 22:45 de la noche y me había comprometido a aparecer en un encuentro rodeado de vino y picoteo organizado mensualmente por los compañeros y colaboradores de Reus Digital. La cosa se había iniciado a las 22:00 y ya llevaba cierto retraso, así que miro la programación y observo que el siguiente corto dura poquito. Será el último antes de marchar para no quedar tan malamente. De nuevo, un chiste rápido, ‘Circus’, sobre dos personajes que sueñan con cambiar su vida a tope y al final, los muy pringados, vuelven a lo mismo de siempre.

V: Yo también abandono cualquier día de estos el ceroeurismo y me voy a trabajar al circo. Hasta luego, Cano, ya te contaremos después qué tal los dos que quedan.

Cano: ¡Hasta luego!

V: Para acabar, dos propuestas más dinámicas que terminarán de borrar el sopor de ‘Cross’: ‘Practice makes perfect’, desconcertante, absurdo pero guiado por un ritmo tremendo que no deja tiempo a darse cuenta del sinsentido y ‘Bon Voyage’, la pieza animada de la noche, que usa como motor el contraste entre un tema doloroso y una estética sencilla, ágil, casi de slapstick. Un giro visual hacia el final casi desmonta la idea por obvia pero un último recurso lo acaba de ligar y nos deja más que satisfechos. Días más tarde sabremos que se lleva el premio del público.

Cano: Ya en el restaurante de ‘La rosa dels vents’ la comitiva reusdigitalense me recibe con algunos aplausos y me pregunta por el nivel de los cortos. En general, bastante buenos. De seis que he visto, sólo uno me ha aburrido y dos me han encantado, ‘Paris-Shangai’ i ‘Csicska’.

V: Salimos del teatro, ya pasadas las 11, con buen sabor de boca y la alegría de que al menos nos quede una pequeña parcela de Europa sin deudas soberanas ni primas de riesgo.

Canogarfunkel y V the Wanderer