Raúl: Digo que he quedado esta noche de viernes para ver una peli en Canal +. Pongo el punto a la frase y me doy cuenta de que suena mal: inevitable la concepción del mundo audiovisual que nos forjó la infancia y la adolescencia. Me pasa igual en el fútbol. Me pongo a ver un partido y con el pitido inicial me parece que en cuestión de segundos la imagen se va a codificar. Es viernes noche, sí, Canal +, también, pero no vamos a ver porno.

V: Vamos a ver algo peor, más sórdido, más injustificable. Uno puede tener en su disco duro la filmografía entera de Jenna Haze pero a ver cómo explica ese divx con Bruce Le (sí, Le) toreando a puerta gayola. Una vez al mes nos puede la tentación y nos juntamos para empaparnos de bazofia, algo así como un club de adictos al descalabre creativo. Los datos de nuestro chute: ‘Cine Basura’, Canal + Xtra, 22:45. Justo después de ‘Beavis y Butthead’.

Raúl: Harto de los discursos apocalípticos de la tele, habrá que abrazar propuestas así, tan piratas, tan libérrimas: cuatro tíos, de noche, en los trasteros de Canal + ponen unas tapas, plantan una cámara y se graban hablando sobre cine basura. Se puede ver por internet, donde los internautas comentan ‘on line’ la película. El tono es de tertulia, de burrada latente pero, sobre todo, impera la necesidad de compartir el bagaje ingente de bizarrismo. Casi una terapia, una vía de escape.

V: Esta es la tele barata, natural y directa que apetece. Y que toca. Somos una generación criada entre videoclubs y cassettes de gasolinera, entre juegos pirata y consolas NASA, entre la sobreabundancia de las industrias culturales. Quien más o quien menos se ha juntado con amigos para ver pelis malas y reír un rato. Ya era hora de que alguien volcase todo ese bagaje que mencionas en un formato concreto, heredero de aquel MST3K que aún hoy supone un museo de la chapuza y la desvergüenza. La basura hace que la tele vuelva a molar.

Raúl: Ubiquemos: emparenta el asunto con las maratones zombies de Sitges, con Trash entre amigos o con las Noches Bizarras del Festival REC. Menos euforia colectiva, menos celebración de la desgracia ajena en pantalla, pero más chascarrillo y, sobre todo, con la puerta abierta al ingenio del comentario en la red. La complicidad es alta y los niveles de charla tres: lo que hablan los contertulios, que configuran los llamados ‘comentarios basuriles’, opcionales para los que lo ven por la tele, lo que aportan los internautas y lo que, en el grupillo de casa (entre dos y cuatro solemos ser), rellenamos, más desde la incredulidad y el espanto que desde el enciclopedismo friki.

V: El pase completo deja muchos huecos para reflexiones, cálculos o búsquedas en Google. Aquí no valen cortes o avances y todos estamos juntos en esta prueba de resistencia, como cuando nos sometimos a ‘Metal Machine Music’. Cabe alabar la verborrea de los conductores, que llenan con cintura las escenas aburridas repartidas entre las absurdas. El resultado es más duro pero más espontáneo que su hermano menor, ‘Videofobia‘, y al menos estas pelis de saldo no suelen pasar de los 70 u 80 minutos.

Raúl: Caben guiños, a veces inalcanzables, sólo para doctorados en la cosa Z. Sin embargo, los visionados son disfrutables por sí solos, por la risa, aunque más bien por la fascinación que provoca que engendros así puedan existir. Viruete y Fox son los anfitriones, los que comandan la sesión; les suelen acompañar partenaires bien curtidos en lo infra, y de diverso pelaje: de guionistas a dibujantes, pasando por blogueros. Da igual: uno siente que lo que muestran, los chistes y las referencias que entregan son sólo la punta del iceberg de la basura, y eso estremece.

V: Hasta en esto del infracine hay enciclopedias andantes, pedigrís y algo de esnobismo. Existe una parcela donde ya resulta mainstream, a su manera, chotearse de ‘Troll 2’ o de los abortos de Uwe Boll. Fox y Viru evitan esto y equilibran finamente la selección: huyen de lo previsible con engendros como ‘S.O.S. Invasión’ o ‘Black Roses’ pero no descartan bombazos como el cine de Claudio Fragasso (ídolo en esta casa) o la única peli de Marta Sánchez.

Raúl: Ingredientes potenciales en la coctelera de la aberración: una explosión deficiente, un robot fuera de sitio, un uso lamentable del croma, una muerte ortopédica, una iluminación bastarda, un bigote anacrónico, una línea de diálogo sonrojante o cualquier otra perversión fruto de bajos presupuestos, malas realizaciones o ausencias descaradas de talento, dinamita pa los pollos si se mezcla con la frecuente y peligrosísima ambición de hacer ciencia ficción.

V: Con el tiempo sale una lista de cosas que engrandecen una mala película. Un tío en llamas, por ejemplo, es garantía de interés, más si en su huída acaba chocando contra algo. Tampoco puede faltar un «momento tetas», mientras menos justificado mejor. Trucos fáciles, reclamos y tendencias explotadas para captar la atención del espectador medio, que al final somos todos.

Raúl: Poca broma con la tarea arqueológica, de ineludible atención para el historiador serio del cine, mal que le pese. Hay pelis que se venden solas, como este ejemplo: ‘Supersonic Man’, una española de un superhéroe (plagio de Superman) rodada entre aquí y Estados Unidos en la que Quique Camoiras hace de secundario. Empiezo a pensar que tanto material de la vergüenza da para cursos, para licenciaturas enteras, y algunos personajes para hagiografías suculentas. Me molan las intrahistorias detrás de cada peli, las circunstancias de cada uno de estos fracasos.

V: Mientras algunos dedican años a la pre-producción, otros aprovechan los escenarios de su trabajo anterior para rodar la secuela en una semana, o filman una cinta de noche (buenas horas para zombis de escaso maquillaje) y otra de día (el mejor momento para plagiar ‘Rambo’). Todo vale y, como nos dijeron los maestros, este descaro e improvisación son la mezcla perfecta para sorprender a espectadores resabiados. Qué leches: al final, uno se lo pasa mejor con ‘Transmorphers’ que con la original.

Raúl: Y así, nos reímos, claro, y soportamos a veces algún tramo de tortura, mitigada por los comentarios y la relajación de nuestra sesión, perruna, informal. ¿Los responsables? Se puede colar algún director caradura y algún productor vendemotos pero intuyo buenas intenciones, más corazón que cabeza, más querer que poder, esfuerzos vanos por hacer algo digno que al final, por incompetencia o fatalidad, puede derrapar en lo infumable. Son pelis que se dejan ver, y hasta entrañables en el despropósito, aunque no quita que sea cine malo. Muy malo. Cine basura. Y que nos mole.

 raúl y V the Wanderer